El embalse de Linoso (1992) :«Era a memoria da miña familia»

xosé manoel rodríguez OURENSE / LA VOZ

LOBIOS

Santi M. Amil

Paco Villalonga grabó con su cámara, desde mediados de los 70 a 1993, la paulatina desaparición de los pueblos ourensanos que se tragó la presa eléctrica de Portugal

27 jun 2018 . Actualizado a las 18:53 h.

Francisco Villalonga Baños es un catalán de Compostela. Nació en Barcelona en 1950. Y ya no vive en la capital de Galicia, lo hace en un pueblo de Lobios donde si levantas la vista acaricias Portugal. Ourensano por férrea decisión personal -regresó a sus orígenes familiares con 4 años- y músico por vocación, su actividad profesional está asociada intrínsecamente a su identidad. «Sempre me gustou a música, en concreto a corda, e estiven en Los Volcanes -precisamente, con ese grupo tocamos nas festas da miña aldea, en Aceredo-, Crítica, Los Chispas e a orquestra Terra Nosa. Por aquí coñécenme así: Paco o de Terra Nosa».

Villalonga atesora la memoria familiar y la de un pueblo, el suyo, que ya no existe... aunque a veces se levanta de su sepultura de agua y se reivindica a gritos ahogados por el valle del Limia y por Portugal. La abuela de Paco, María Bernardo -«dos Gallotos, que é o noso alcume familiar»-, se fue de Aceredo (Lobios) a Barcelona con 45 años y seis hijos: «A maior xa casada, aínda que o marido estaba en Alxeciras, e o máis pequeno no colo». Aceredo era el punto de reunión en verano, allí se juntaban los de la familia que estaban en Madrid y en Barcelona, y la ciudad condal lo era en las fiestas navideñas.

Un año, 1964, y un secreto lo marcaron para siempre. «O señor Perfecto tiña un comercio moi grande de mobles, téxtil, xoias... de todo. Un día díxonos ao seu neto Pepiño e a min: ‘‘Rapaces, vinde para aquí que teño que falar convosco’’. Nós cagados porque non sabiamos que fixeramos. ‘‘Vouvos comentar unha cousa que eu xa non vou ver, pero vós ides ter que pasar por ela e quero que a saibades: aquí para esta zona está proxectado un encoro que vai cubrir toda a comarca e anegar os pobos. Mais non é como andan dicindo por aí que é cousa de Salazar e de Franco, non, xa está previsto dende o ano 1928’’». Los primeros terrenos para construir el embalse de Lindoso se compraron en 1962 y tres años después se aceleró el proceso para reunir las propiedades. Las obras comenzaron a mediados de los 70, las inició la empresa Electricidade do Limia y las concluyó EDP (Electricidade de Portugal): el embalse de Lindoso se inauguró oficialmente el 8 de enero de 1992.

Francisco Villalonga era consciente de una realidad irrefutable. La historia de su familia y de su pueblo acabarían siendo engullidas por las aguas y se puso a grabarlo todo en vídeo con su cámara Philips Explorer. Se desplazaba desde Ourense con regularidad -«era tal o volume de auga embalsada que cada dous días ou así a cousa xa cambiaba»- y acabó atesorando más de veintiuna horas de material en VHS. «Atraíame vir ata aquí para gardar para sempre a memoria da miña familia e dos meus veciños, da aldea de Aceredo, dos lugares onde te bañabas, da praia de Aguinchos...». Con la Explorer estuvo desde mediados de los 70 hasta entrado 1993. Recuerda especialmente la imagen que recogieron todos los medios de comunicación y que él grabó para siempre. Cuando se cerraron las compuertas de la presa vino una semana de intensas y copiosas lluvias y en Buscalque la lámina de agua empezó a invadirlo todo. «Os pipotes de viño andaban flotando pola aldea e a xente estaba atrapada nas casas. Foi preciso dar orde de abrir as comportas e sacar aos veciños, cos seus mobles, de noite».

En el 2012 la sequía sacó a la luz las ruinas de Aceredo, y Paco acabó entablando conversación con un periodista que llegó a Lobios a cubrir la noticia. Tres años después se estrenaba el documental Os días afogados (César Souto y Luis Avilés, 2015) y la memoria encapsulada en cintas de VHS de Francisco Villalonga recorre desde entonces los festivales de todo el mundo. Y el filme sigue sumando premios.