Aceredo resurge del agua para convertirse en reclamo turístico

Fina Ulloa
fina ulloa OURENSE / LA VOZ

LOBIOS

a. mínguez

Decenas de curiosos visitan la aldea cada fin de semana

20 nov 2017 . Actualizado a las 17:08 h.

No es raro que a finales de verano asomen, entre las aguas del embalse de Lindoso, los restos de la aldea de Aceredo. La original, aquella que el 8 de enero de 1992 comenzó a anegarse aguas arriba de la presa. Los vecinos de la zona están acostumbrados a ese recordatorio anual. Pero cuando la seguía aprieta, como ocurre ahora, las ruinas de la aldea no se conforman con insinuarse. Poco a poco la lámina de agua va desnudando las maltrechas techumbres y paredes para exponerlas de nuevo al aire y al sol. Y también a los curiosos.

Cada vez son más los que peregrinan para ver, recorrer hasta donde pueden y, por supuesto, inmortalizar en una foto este pueblo fantasma del Concello de Lobios. Cámaras réflex, compactas o de móviles disparan miles de instantáneas cada fin de semana que, propulsadas por la velocidad de las nuevas tecnologías y las redes sociales, sirven de enganche a otros visitantes. Los dos viales que llevan al lugar anuncian el éxito de convocatoria con hileras de vehículos pegados, más que aparcados, a la agreste cuneta. Muchos tienen matrícula portuguesa.

Pero no todos los que se acercan a ver la vieja aldea de Aceredo lo tenían previsto. Algunos simplemente se lo encuentran en medio de un fin de semana programado para disfrutar de la sierra del Xurés o de las aguas termales. «A verdade é que non se pode dicir que o feito de que o pobo rexurda repercuta na economía local; se o fai é moi pouco perceptible», opina la alcaldesa María del Carmen Yáñez. La regidora, por cierto, recuerda a los visitantes que deben ser responsables con su propia seguridad, estar atentos a dónde pisan «e non entrar dentro das casas porque iso son ruínas», matiza. Este año la sequía amenaza con desvelar más de Aceredo que nunca, aunque a día de hoy aún falta para alcanzar las imágenes tomadas en diciembre del 2012, justo 20 años después de la inundación.