Condenado un ingeniero por falsificar documentos oficiales para pedir ayudas europeas para proyectos agrícolas en Bande y Celanova

m. v. OURENSE / LA VOZ

LOBEIRA

Agos Iglesias

El acusado, que se declara insolvente, admitió ante la jueza que pidió cinco subvenciones con autorizaciones ficticias; algunas llegaron a concederse

10 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Prometía a sus clientes que les facilitaría los trámites para conseguir subvenciones europeas con las que podrían financiar proyectos de explotaciones agrícolas en la comarca de Bande y Celanova, pero para lograr su objetivo falsificaba papeles oficiales que luego presentaba ante las administraciones. Así actuó durante al menos dos años Gonzalo L. P., un ingeniero agrícola que este jueves ha reconocido ante la magistrada del Juzgado de lo Penal dos de Ourense haber cometido un delito continuado de falsedad en documento público por el que tendrá que afrontar una condena de 21 meses de cárcel. La pena implica además el pago de una multa, pero como el acusado se ha declarado insolvente, se ha limitado la cuantía a 840 euros que podrá pagar a plazos.

Así se cerraba, en una vista de conformidad de apenas unos minutos, un caso que se destapó en el 2018 cuando una particular que había solicitado una subvención a través del acusado, acudió al ayuntamiento de Lobeira para ver qué pasaba con su expediente. Se descubrió entonces que no existía tal expediente y poco a poco fueron saliendo a la luz otros casos en otros ayuntamientos de la comarca. Sellos y documentos aparentemente oficiales pero que nunca habían sido rubricados en las oficinas municipales aparecieron en las solicitudes emitidas desde el 2016 para pedir ayudas con cargo a los fondos Feader, y todas ellas habían sido tramitadas por la misma persona: el acusado.

«Se metió en una vorágine de la que no supo como salir», explicaba el abogado de uno de los ayuntamientos afectados por la conducta del acusado. Este tenía una asesoría en Celanova y contactaba con los particulares para ofrecerles sus servicios en la gestión y tramitación de las ayudas. En todos los casos esas subvenciones, a cargo del Fondo europeo agrícola de desarrollo rural, debían estar destinadas a proyectos ganaderos y para conseguirlas era necesario que los ayuntamientos «concediesen las correspondientes licencias urbanísticas». El acusado, a sabiendas de que no estaba en posesión de esos documentos, «y con ánimo de alterar la realidad jurídica», incorporó a los dosieres de cinco solicitudes, licencias urbanísticas mendaces de los Concellos de Lobeira, Celanova y Lobeira, entre otros. Los papeles estaban tan bien falsificados que llegaron a engañar a los funcionarios. De hecho, varias de las subvenciones fueron concedidas a los particulares, si ben al descubrirse la trama quedaron anuladas las que estaban pendientes.

El acusado no perseguía ese dinero público, sino que su beneficio económico procedía del dinero que le pagaban los clientes por encargarle las gestiones. No se sabe de qué cantidades se trató ya que en este caso no se ha contemplado responsabilidad civil alguna. Tampoco se ha podido saber, el acusado nunca lo dijo, como lograba los documentos y sellos oficiales para llevar a cabo su plan.