Pablo Queija Pérez, con alma de peliqueiro y apasionado de los coches

s. martínez VERÍN / LA VOZ

LAZA

La primera mujer de su padre y su hija, de tan solo 6 años, murieron en el año 1990 también en un accidente de tráfico

21 feb 2018 . Actualizado a las 15:06 h.

Pablo Queija Pérez era un joven apasionado de los coches y en uno de ellos, un Audi 90, perdió la vida en la madrugada de ayer. «Era un chico muy extrovertido y un manitas. Entendía de mecánica. Estuvo trabajando en tiempos en una brigada forestal del Concello. Es un palo tremendo para todos», explicaba ayer el alcalde de Laza, Ramón Novo Barreal. Era un chico afable y dicharachero que en la actualidad no estaba trabajando.

El entroido era otra de las aficiones de este joven. No en vano, era originario de Laza, uno de los concellos que integran el denominado triángulo mágico del carnaval ourensano. «Vivía el carnaval con una gran intensidad ya desde que era muy pequeño. Se vestía de peliqueiro siempre», rememoraba ayer una conocida del joven, que estaba asolada por la noticia de la muerte de su amigo, un joven al que le gustaban los vehículos de gran cilindrada, según comentaban los vecinos.

A los dos chicos se les vio en un bar de Laza en la tarde del día de Navidad. Después, según las fuentes vecinales consultadas, se trasladaron hasta Verín para cenar con unos amigos. Fue al regreso de ese encuentro cuando la pareja, que había iniciado una relación sentimental hace unos pocos meses, vio truncado su futuro en el trágico accidente. 

La segunda tragedia familiar

Un hecho dramático vinculado a la carretera ya marcó la vida de la familia de Pablo Queija antes de que él mismo naciese. En el año 1990 la primera mujer de su padre y su hija, de tan solo 6 años, murieron en Toro (Laza) al despeñarse por un terraplén el vehículo en el que ambas viajaban. El padre de Pablo, José Queija, propietario de un establecimiento y taxista del pueblo, sufre ahora un nuevo golpe con la pérdida de su hijo en un suceso otra vez relacionado con la carretera.