El sometimiento del alcalde al presidente de la Diputación

José Manuel Rubín SIETE DÍAS, SIETE VOCES

ESGOS

06 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Só temos unha foto, ha dicho, en un golpe de sinceridad que le honra, el alcalde de la capital, Jesús Vázquez, tras el viaje a Madrid para asistir a la reunión entre Gobierno, Xunta, Diputación y Concello de Ourense sobre el AVE. La contundencia de la frase podía generalizarse a otros acontecimientos vividos en Ourense en esta primera semana de septiembre. Uno de ellos es el «CumiOU provincial» que reunió a los alcaldes de la provincia con el titular de la Diputación. Aunque todos se lo callaron, cualquiera de los presentes pudo cerrar la sesión diciendo: Só temos unha foto. Porque, ¿qué queda? Discursos y más discursos. Verborrea a la que estamos acostumbrados pero ni un solo documento que comprometa a unos y otros (todos los allí reunidos son los que tienen la responsabilidad directa de la situación de Ourense) a darle la vuelta a la realidad de la provincia. En clave práctica el CumiOU se zanjó como un viaje turístico de los regidores pero en clave política dejó el mensaje de que el peso del alcalde de Ourense se diluye cual azucarillo en beneficio del presidente de la Diputación. Jesús Vázquez fue el gran ausente del cónclave de alcaldes. Y el hecho no es una cuestión baladí. Porque si la ausencia de otros regidores la motivaba una circunstancia imprevista (estaban con Feijoo visitando las 3.185 hectáreas devastadas por el incendio de A Limia), en la incomparecencia del de Ourense no había imprevistos. Cuando Baltar fijó el viernes, 4 de septiembre, como fecha de la reunión de los 92 alcaldes sabía que el de Ourense faltaría pues, como cada primer viernes de mes, el Concello de Ourense celebraría sesión plenaria. Apartar a Jesús Vázquez fue un recado (por si no le llegase con la defenestración de Paco González, el exedil y exportavoz de su gobierno) de que en Ourense no hay más liderazgo que el de Baltar. Por muchas fotos y muchas declaraciones teóricas de colaboración, lo que se vislumbra en el arranque de la legislatura es un servil sometimiento del alcalde de Ourense al presidente de la Diputación. No es éste el que visita a la primera autoridad en el Ayuntamiento. Es aquel el que es llamado a la Diputación para despachar. En cuatro años de mandato, Baltar nunca recibió al alcalde de la capital, del PSOE. Ahora, en tres meses, el regidor, del PP, ya desfiló dos veces. El hecho demuestra que no es el interés de los ciudadanos lo que mueve a Baltar sino demostrar que en el PP de Ourense solo hay, como en el último cuarto de siglo, un boss y el enviado de Feijoo a la alcaldía no es más que un mandado. Buena persona, pero un mandado. Antes lo era del presidente de la Xunta y ahora lo es de un concejal de Esgos.

Tractores En Lugo, en Pontevedra y en A Coruña. En las tres provincias se manifiestan los ganaderos sacando los tractores a la calle para mostrar su oposición al precio de la leche. En la provincia en cuya capital se erigió una estatua a las leiteiras, la protesta no tiene ni el más mínimo eco. ¿Qué hicieron de Ourense los últimos treinta años? ¿Cómo dejaron morir su poderío agrícola y ganadero? ¿Por qué de esta realidad no se habló en el CumiOU? Pues porque la mayoría estaban para salir en la foto.