Una ola de incendios arrasa Ourense: «Van a acabar con todos nós»

CUALEDRO

Los fuegos quemaron 8.000 hectáreas de monte en dos días. La Xunta decretó esta tarde la situación 2 en Vilariño de Conso por la proximidad del fuego a varias aldeas

14 sep 2020 . Actualizado a las 22:11 h.

Ourense pasó en vela la madrugada del lunes, pendiente de las predicciones meteorológicas y de las llamas. Las lluvias anunciadas no llegaron y así, sin dar tregua, el fuego se tragó, desde el pasado sábado, más de 8.000 hectáreas de monte ante unos vecinos exhaustos que, aunque no se arredraron, lloraron con rabia cuando al volver la luz comprobaron que nada quedaba de sus huertas, jardines o patios. A la vez, las brigadas contra incendios, los militares de la UME, los medios aéreos y terrestres iban y venían, sin poder abarcar ni responder a la llamadas de los vecinos. Un total de once incendios pusieron en jaque a los medios de extinción y a las autoridades que este domingo se vieron desbordados y que este lunes los intentaron controlar a duras penas. A última hora de la tarde de ese lunes se decretó la situación 2 en Vilariño de Conso por la proximidad de las llamas a dos aldeas de la parroquia de Sabuguido

En concellos como el de Cualedro, este lunes llegaba con alzar la mirada para ver varios focos en el horizonte. Los incendios se confundían con los cortafuegos y el humo impedía, incluso, saber si una carretera estaba cortada o se podía pasar sin peligro. En la aldea de Carzoá, donde se decretó la situación 2 por la proximidad del fuego a las casas, los vecinos intentaban rehacer sus vidas. Es difícil cuando todo está teñido de negro. Todo. En la plaza, varios vecinos hablaban. «¡Isto é una mafia, isto é unha mafia! Van a acabar con nós», dice una mujer. Y el resto asiente «Si pillara al que fue, lo metería en el fuego», afirma mientras acaba de barrer a la entrada de su casa. Seguidamente coge un bastón, una gorra y sale a caminar, como si ya no quisiera seguir hablando. «Aquí non aparecía ninguén, nin un helicóptero. Ardeume todo. Había moito aire, ardía por todos os sitios e case me chega á casa», afirma Domingo Sanmamed. «Eu saín correndo e caín», relata y muestra unas heridas en la cara. «Non quedou un pau sen arder. Meteuse en todos os sitios e non morremos nós porque marchamos correndo. Eu recordo tres grandes incendios nesta zona, sobre todo no 2017 cando tamén ardeu moito, pero nunca tanto como o de onte», explica. Otra mujer aparece en la plaza: «Meu marido acaba de saír correndo», dice preocupada. «Vimos que estaba ardendo por alá arriba e temos alí unha caseta con varias cousas. Espero que non pase nada. Unha cousa os digo: O ano que ven, finca que no estea limpa, propietario que denuncio», afirma contundente ante el resto.

En esta aldea de Cualedro ardieron tres casas, de vecinos que no residen habitualmente en la localidad. El hijo de una propietaria intentaba este lunes limpiar los destrozos. Con la voz entrecortada explicaba que prefería arreglarlo un poco antes de que fuese su madre para que el disgusto fuese menor. Pero no sabía ni por donde empezar.

«Aquí non había medio ningún. O lume veu rapidísimo do monte e nós que somos tres e maiores, ¿que queres que fagamos?»

«Aquí non había medio ningún. O lume veu rapidísimo do monte e nós que somos tres e maiores, ¿que queres que fagamos? Eu collín o tractor para tentar cortar as lapas e que non chegaran a miña caseta. Pero de repente parou. Alí o deixei e saín correndo», explica José Moro y muestra cabizbajo cómo ha quedado todo. Mientras los vecinos de Carzoá empiezan a respirar, la actividad incendiaria y contra incendios no dan tregua. En este propio concello se sucedieron los focos a lo largo de toda la jornada. Al cierre de esta edición en Cualedro ya se superaban las dos mil hectáreas de monte quemadas.

En el otro extremo de la provincia ourensana, en el concello de Lobios, corazón del parque natural del Xurés, la imagen también es dantesca. En la parroquia de Rio Caldo, los vecinos siguieron con preocupación el inicio el fuego y con temor las horas posteriores. «Sientes una gran impotencia. Comenzó a arder el sábado y a primera hora del domingo quedó apagado o eso creíamos ya que los medios aéreos abandonaron la zona. De repente, comenzó a arder de nuevo. Llamamos a todos los sitios, a la Xunta, a la UME para alertar de que la situación se ponía mal, y no aparecía nadie. Nos tuvimos que ayudar entre los vecinos para impedir que las llamas llegasen a las colmenas. Todo se descontroló y no podíamos hacer nada. Si se hubiera actuado a tiempo... Ahora está ardiendo todo el Xurés, l situación es dantesca», critica José Yáñez, de la comunidad de monte de Río Caldo.

A las cuatro mil hectáreas de monte arrasadas desde el sábado en los concellos ourensanos de Cualedro y Lobios se unieron las de Vilariño de Conso (2.000), Vilar de Barrio (700), Rairiz de Veiga (300 hectáreas), Chandrexa de Queixa (400), Vilardevós (300), Manzaneda (150), Laza (60), A Gudiña (150) y Maceda (130). Cerca de ocho mil hectáreas arrasadas en incendios con un denominador común: comenzaron por la tarde noche cuando los medios aéreos se retiraron en una de las jornadas más calurosas del año, con fuerte viento y justo antes de la entrada de una gran borrasca. Las autoridades locales, provinciales y autonómicas coinciden al señalar la intencionalidad de todos ellos y hacen un llamamiento a la sociedad para detener a los culpables.