Hallan nuevos restos del hombre que fue asesinado y descuartizado en Cortegada por una mujer a la que conoció en un chat de citas

Marta Vázquez Fernández
M. Vázquez OURENSE

CORTEGADA

La Guardia Civil en la vivienda de Cortegada
La Guardia Civil en la vivienda de Cortegada Santi M. Amil

La instrucción del caso, a punto de cumplir dos años, está prorrogada. Los nuevos hallazgos apuntan a que la asesina confesa, en prisión, pudo tener un cómplice

03 oct 2024 . Actualizado a las 08:53 h.

Han pasado ya casi dos años desde que en una finca de O Rabiño, en el municipio ourensano de Cortegada, aparecieran los restos de un vecino de Castelldefels (Barcelona) que llevaba meses desaparecido y la instrucción del caso sigue abierta en el juzgado de Ribadavia. Hay una sospechosa del crimen y, de hecho, fue ella quien lo destapó todo al contar a su médico de cabecera que había asfixiado al hombre con una almohada y luego lo había quemado, descuartizado y enterrado, pero el asunto sigue pendiente de algunas pruebas y, en los últimos meses, ha vivido algunos sobresaltos.

El más importante, sin duda, ha sido el hallazgo de nuevos restos de la víctima. Tras la confesión de la sospechosa, Cristina R. V., se localizaron en los alrededores de su vivienda y en zonas próximas diversas partes del cuerpo del fallecido, un hombre de 53 años que había ido a pasar con ella unos días tras conocerse ambos en un chat de citas. Meses después de aquello han sido encontradas nuevas evidencias.

Quien las localizó fue el exmarido de la asesina confesa. El hombre, que cuando ocurrieron los hechos residía en Vigo, se trasladó hace tiempo a vivir a Cortegada y fue él quien alertó a la Guardia Civil de la presencia en los alrededores de la casa de otros indicios del crimen. Esta aparición sorprendió en un primer momento a los investigadores, por tratarse de puntos en los que ya se había buscado tras el arresto de Cristina, y según fuentes del caso podría dar peso a la hipótesis de la participación en el crimen de otras personas. 

No hay duda, en todo caso, de que los restos pertenecen a Jose María R. Z. Tras ser recuperados de la zona en la que fueron encontrados, algunos dentro de la finca y otros en un lugar cercano a una carretera, los expertos del grupo forense les realizaron los análisis correspondientes, concluyendo que pertenecían a la víctima. 

Que Cristina hubiera recibido ayuda de alguien para deshacerse del cuerpo es una teoría que sobrevuela este caso desde el primer momento. Así, hay quien piensa que difícilmente pudo ella sola mover el cuerpo desde el interior de la vivienda hasta el jardín, donde hizo una hoguera para calcinarlo. Una vecina vio el humo y recriminó a la sospechosa que plantara fuego en pleno mes de agosto y al lado de su casa, cuya fachada acababa de pintar. Cristina tuvo que apagarlo y optó por descuartizar el cuerpo usando una pala, tal y como ella misma confesó tras su arresto el 20 de diciembre del 2021.

Luego depositó algunos restos dentro de bolsas de plástico y los dejó en el monte, a menos de 300 metros de casa. Otros los enterró en su propio jardín, mientras tiraba al embalse de Frieira objetos personales del fallecido, como el móvil y la tarjeta sanitaria. Si en este macabro comportamiento actuó sola o, por el contrario, tuvo un cómplice, es algo que aún está pendiente de aclararse.

Instrucción prorrogada

El caso del crimen de Cortegada está a la espera de que se reciba un oficio del servicio de salud de Cataluña en relación al estado de salud del fallecido, viudo y con una minusvalía derivada de sus problemas auditivos y visuales. La instrucción se ha prorrogado en el juzgado ribadaviense y, de momento, la familia de José María no se ha personado en el caso como acusación particular.

También se recibió declaración hace unos meses a la psiquiatra del centro penitenciario en el que se encuentra la sospechosa. El estado mental en el que estaba en el momento de los hechos será clave para dirimir futuras responsabilidades penales. 

Mientras, la presunta asesina sigue privada de libertad. Meses después de su arresto fue trasladada desde la cárcel ourensana de Pereiro de Aguiar hasta la de A Lama, en Pontevedra, y a pesar de que protagonizó varios intentos de suicidio, en los últimos tiempo su situación habría mejorado. Su defensa pidió desde el primer momento que fuese llevada a un centro psiquiátrico penitenciario, si bien esta demanda nunca ha sido escuchada.