«Non hai mellor innovación que facer un pan que sexa de calidade»

lucía gómez f. / R. N. OURENSE / LA VOZ

COLES

Santi M. Amil

José Luis Cao Ucha, José Luis y Rubén Cao Cudeiro, padre e hijos, dan forma al pan que día a día hornean en su panadería en Coles

02 sep 2019 . Actualizado a las 09:06 h.

Pan do Luis abre sus puertas en Villerma (Coles) y, para sorpresa de todos, hay un pequeño con los brazos manchados de harina. Breixo, el pequeño de la familia, es hijo de José Luis Cao Cudeiro, y nieto de José Luis Cao Ucha. Cuando el abuelo le pregunta qué es ese polvo blanco con el que estaba jugando, el niño responde seguro: «É fariña para facer o pan». Con una familia de panaderos es imposible no empaparse del oficio. Y así ocurrió, no solo con José Luis, si no también con sus dos hermanos, Rubén y Cristina.

En 1980 abrió la panadería de la mano de José Luis Cao Ucha y su mujer Pilar Cudeiro González. Años atrás, en ese mismo local, un incendio quemó la fábrica de muebles de su padre Edelmiro Cao Quintas, carpintero. Su hijo decidió no seguir su camino y, para ayudarlo tras el incendio que lo dejó casi en la ruina, abrió una panadería. Dar los primeros pasos en este negocio les resultó sencillo porque Pilar había aprendido el oficio en unas confiterías de A Peroxa. Ambos comenzaron, junto con Edelmiro y su mujer María Ucha Gómez, elaborando bollería que repartían por toda Galicia. Pero en el momento en el que apareció la repostería industrial y su negocio empieza a venirse abajo, deciden centrarse en el pan.

Sus tres hijos, José Luis, Rubén y Cristina, correteaban por la panadería cuando eran pequeños y, nada más acabar los estudios y sacar el carné, entraron a trabajar con sus padres. «Nós nacemos na panadería. De pequenos corriamos por aquí igual que fan agora os meus sobriños. Incluso con catorce ou quince anos botaba unha man os fins de semana, cando máis traballo había. O mesmo ocorreu cos meus irmáns», comenta Rubén.

«Ao tempo comezamos cun forno de leña». José Luis padre recuerda sus inicios hace cuarenta años mientras echa un vistazo al actual horno. Se han ido adaptando y mejorando la maquinaria con el paso del tiempo. Aun así, gran parte del proceso se sigue haciendo a mano. Al nivel de producción que deben trabajar, pues cerca del 90 % de su producción se reparte en la ciudad de Ourense y alrededores, necesitan máquinas. «Claro que as utilizamos para acompañar o traballo. Aínda que as barras as colocamos nós, a forma dámoslla nós, entre outros procesos máis que facemos a man», recalca Rubén. También cambió la forma de hacer pan, pues antes se vendía por kilogramos y ahora la gente pide por unidades. No solo eso, la cantidad de formatos que hay para elaborar el producto es casi incalculable, pues se han adaptado a lo que la gente quiere y pide. Pero su hermano José Luis tiene claro algo, «non hai mellor innovación que facer un pan de calidade».

Un oficio duro, pero gratificante

Para llegar donde están, todos concuerdan en que se necesitó mucho trabajo y sacrificio, ya que este oficio les obliga a llevar una vida diferente. Sobre la una de la madrugada están ya en pie para ponerse con las manos en la masa hasta que llegue la hora de repartir, ofreciendo un pan fresco y horneado el mismo día que se va a consumir. Hasta las dos de la tarde, o incluso las cuatro si es fin de semana, no paran para comer. Una vez finalizada la jornada, se van a descansar. Y vuelta a empezar. «Para nós xa non é complicado. Incuso che gusta o ritmo de traballo, estar esperto cando o resto do mundo dorme», afirma José Luis hijo. Trabajan de lunes a lunes, sin un día de descanso, librando tan solo tres días al año en fechas muy señaladas. Es un negocio agotador, pero están de acuerdo al afirmar que después de hacer bien el trabajo, eso lleva su nombre.

Los padres. Los hijos.

Los padres. José Luis Cao Ucha y Pilar Cudeiro González abrieron la panadería en 1980, tras un incendio que quemó la fábrica de muebles de los padres de él. Ella aprendió a hacer bollería y pan en unas confiterías de A Peroxa y, con ello, comenzaron juntos la aventura que pasó a convertirse en un negocio familiar.

Los hijos. José Luis, Cristina y Rubén Cao Cudeiro llevan trabajando en la panadería desde que acabaron sus estudios. Aunque es un trabajo duro que necesita mucha constancia, vieron futuro en el negocio.

Un negocio en expansión con una cafetería en la capital

A esta familia todavía le quedan unos años para seguir trabajando juntos, pues sus padres seguirán al pie de cañón hasta que se jubilen. Aunque es imposible evitar ciertos roces que se crean al estar tantas horas juntos, saben que al final todos acaban yendo por el mismo camino porque lo importante es la empresa familiar. A diferencia de otras panaderías que fueron cerrando a su alrededor, ellos consiguieron sacarla adelante porque en ella vieron futuro. Y tanto. Rubén decidió, para expandir el negocio familiar, abrir un bar hace dos años en la calle Ribeiriño en la capital, Almorzos e Petiscos. En su cafetería se puede comprar pan, empanada y demás bollería que hacen en la propia panadería. Fue de los primeros en montar un bar de estas características en Ourense. A la gente le gusta poder ir a comprar estos productos y aprovechar para tomar algo. No sabe cómo le irá en el futuro, pues no puede dedicarle todo el tiempo que requiere un negocio, ya que a él lo que le gusta es hacer y vender pan.