Terraza natural y producto fresco en Celanova

Por Maite Rodríguez OURENSE

CELANOVA

Santiago González Pérez, gerente del restaurante O Muíño do Chirlo, de Celanova
Santiago González Pérez, gerente del restaurante O Muíño do Chirlo, de Celanova Santi M. Amil

El restaurante O Muíño do Chirlo, uno de los referentes gastronómicos de la comarca celanovesa, abre ya a diario este verano en la temporada en que cumple treinta años

19 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Es uno de los referentes del buen comer en Celanova, y sobre todo ahora cuando aprieta el calor. En verano, el entorno de O Muíño do Chirlo, en el Ribeiriño, en la vieja carretera de Celanova a Ourense, se convierte en un rincón muy agradable por el verde frescor de su sombra y del sonido del agua.

El Muíño cumple treinta años. Su gerente, Santiago González Pérez, explica que fueron sus padres quienes arrancaron con el restaurante. Al asumir Santiago el negocio se fue avanzando y actualizando la cocina, con la calidad del producto fresco como principal característica. «Todas las semanas cambiamos la carta», indica Santiago. El bacalao con distintas preparaciones, lenguado salvaje de 700 gramos, rodaballo, lubina o merluza en hojaldre es lo que ofrecían en su carta de pescados en los últimos días, pero también arroz con bogavante; y en las carnes, desde el codillo de carne confitado al estilo alemán hasta cabrito o jamón «100 % ibérico de bellota».

Y en la bodega, la variedad y la calidad también hacen que las opciones de maridaje sean muy amplias. Los postres, comenta Santiago, son de elaboración propia y diaria, por lo que son también muy variados: tarta Tatin de manzana, filloas, coulant, tarta de zanahoria con nueces, leche frita, tiramisú... Se preparan para cada servicio y se van renovando según se agotan. El año pasado, el restaurante estuvo cerrado a causa de la pandemia. Desde marzo, reabrieron los fines de semana y ahora, el Muíño do Chirlo está abierto a diario. Eso sí, es recomendable reservar con bastante antelación, pues el local -con sus demandadas terrazas, una en isla entre las aguas del arroyo y otra cubierta con techo de madera- se llena los fines de semana.