Los actores empiezan a ensayar la obra diez días antes y se alquila megafonía para que el sonido de la música sea envolvente. «Este año compramos algunos trajes de romanos, pero resulta caro el vestuario de época. Lo bueno es que a la gente le gusta y esto ya es una tradición, pero sin la colaboración de los vecinos y algunos particulares no podríamos hacerlo tan bien. Los organizadores de la Festa da Istoria de Ribadavia nos prestan las prendas de los judíos. Y también tenemos que pagar a la banda de música, como es normal», explica el párroco sobre lo que se mueve entre bambalinas.
La representación comenzó siendo un juego de niños que se preparaban para hacer la Confirmación y ya ha superado el cuarto de siglo de celebración. «Cuando empezó a hacerse el texto era más elemental y duraba unos 50 minutos. Ahora dura una hora y media y se hace bajo la dirección de Alfredo Dorado», puntualiza el cura.