Un hombre siempre dispuesto a ayudar a quien lo necesitase
27 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Indalecio Miranda era un hombre alegre. Durante muchos años era fácil verlo en la plaza Mayor de Celanova perfectamente uniformado y con una enorme sonrisa dispuesto a ayudar a quien lo necesitase. Curiosa la imagen que ofrecía en invierno, con una capa oficial, que casi nadie utilizaba y él lucía con orgullo. Fue largo tiempo el responsable de la incipiente Policía Local de Celanova, cuerpo en el que estuvo 36 años y vio pasar diez alcaldes. Sus inicios fueron con medios muy limitados, aún no había ni vehículo oficial siendo alcalde Juan Luís Cardero en los setenta y ya habían mejorado mucho reconocía, en la época en la que la Policía Local de la villa de San Rosendo ya disponía de un Citroën Visa, instalaciones y personal. Eran los noventa y Antonio Mouriño presidía la corporación. Indalecio Miranda era natural del municipio limítrofe de A Bola y al margen de su labor como agente de la autoridad, destacó como impulsor de la festividad de San Cibrao en su parroquia natal de Pardavedra y promotor de la recuperación de la capilla que hay en el alto del monte del mismo nombre. También fue colaborador del Servicio de Extensión Agraria y recorrió cada una de las casas de Acevedo do Río en la época de la concentración parcelaria para poner de acuerdo a los vecinos y firmar el documento de reordenación del rural celanovés.
Falleció este pasado miércoles a la edad de 86 años. Despedido por sus amigos y familia en la antigua escuela de Pardavedra, hoy tanatorio vecinal, ayer por la tarde recibió sepultura en el cementerio de su parroquia.