La cafetería que expulsó a unos clientes por una frase racista: «Estamos acostumados a comentarios machistas, pero xenófobo é o primeiro»

La Voz OURENSE

CASTRELO DE MIÑO

Santi M. Amil

Camareros del náutico de Castrelo de Miño reivindican su actuación para defender a un compañero de origen marroquí

10 ago 2022 . Actualizado a las 20:01 h.

En la cafetería del náutico de Castrelo de Miño continúan recibiendo el apoyo de vecinos, clientes y desconocidos después de que tomasen la decisión de echar a unos clientes que emitieron un comentario xenófobo hacia uno de los camareros del bar. Ocurrió el sábado por la noche, justo en uno de los momentos de mayor ajetreo para el negocio de Castrelo. Una familia se sentó en una de las mesas de la terraza, pidieron sus consumiciones y cuando el empleado, un joven de origen marroquí menor de edad, se acercó a servirles la comanda llegaron los problemas. 

«Ti limpa, pero que me sirva a bebida un español». Esa fue la frase literal que pronunció uno de los clientes. En ese momento, el joven fue corriendo al interior del bar. «Estaba preocupado y desconcertado y me dijo que por favor saliese porque le estaban insultando y gritando», recuerda Silvia Sotelo, que lleva siete años trabajando en la cafetería del náutico y fue la primera en enterarse de lo que ocurría. «Vi que en la mesa había consumiciones de los clientes anteriores así que pensé que estarían molestos por eso. Le ayudé a limpiar y me fui a la mesa de al lado a servir. Fueron precisamente ellos, que son vecinos de Castrelo, los que me dijeron lo que estaba pasando y entonces ya comprendí, estaban todos indignados y cabreados con el comentario que habían escuchado. No me lo podía creer y ya fui directamente a avisar al encargado», añade.

Ese es Dositeo Veiga. «Foi incrible dende o principio porque o home pedíame en galego que o atendera alguén que falara español. Aí dinme de conta de que non servía de nada razoar, así que quiteilles as bebidas da mesa e listo», cuenta el encargado del local. No es la primera vez que Sotelo o Veiga se encuentran con situaciones así. «A pandemia foi dura e nós tomamos a decisión de ser estrictos coas medidas, esto levounos a ter cinco ou seis enfrontamentos que remataron cos grupos expulsados do bar», recuerda Veiga. «Estamos acostumados a comentarios machistas, pero xenófobo o do sábado foi o primeiro», aclara. De hecho Silvia recuerda un caso que ocurrió hace apenas unas semanas. «Estaban cenando cuatro trabajadores y cuando mi compañera se acercó a preguntarles si querían algo de postre, uno le soltó si podía escogerla a ella. Son cosas que están completamente fuera de lugar. Yo personalmente corto rápidamente el rollo, pero son tonterías que marcan la diferencia y que no deberían decirse ni en broma porque es propasarse», aclara.  

«A xente ten a idea de que os hosteleiros, como dependemos dos clientes, estamos obrigados a aguantar o que nos boten por enriba e iso non é así. Neste caso tocou xenofobia e foi fácil porque aquí si que non había maneira posible de reconducir esa conversa nin de debatir nada», afirma Veiga, que asegura que repetiría —y de hecho repetirá— lo que hizo cada vez que sea necesario. «Imos ser pobres pero polo menos con dignidade. Limpamos á clientela impresentable e ímolo seguir facendo», concluye el responsable de la cafetería del náutico, que solo espera que la repercusión de ese comentario xenófobo sirva para concienciar sobre el día a día en hostelería