Los mecos realizados en colaboración vecinal llenan el pueblo de Sande
12 feb 2021 . Actualizado a las 14:52 h.Los mecos sustituyen en Sande a la comitiva de Bonitas que cada carnaval llena de colorido y animación las calles de este pueblo de Cartelle. Los planes de la asociación Bonitas de Sande, que ha trabajado en la recuperación de esta figura tradicional del entroido y de otras como el oso y la vaca, se truncaron por la pandemia. Hubo que recurrir a alternativas.
En lugar de los talleres de confección de mecos y de talleres de bonitas, los vecinos trabajaron en sus casas para llenar el pueblo de tradicionales mecos que mantienen el espíritu del entroido y sacan una sonrisa a los locales cuando pasean por su pueblo. Las normas sanitarias impiden cualquier celebración colectiva y así, hoy no podrá juntarse la gente en las bodegas para participar en la caza del oso, uno de los momentos álgidos del entroido de Sande.
A pesar de no haber podido hacerlo juntos, el pueblo sí ha estado unido para la creación de estos mecos. «Foi unha experiencia marabillosa, a xente meteuse no papel de pensar como facelo e sacar a súa creatividade», dice Antonio Sousa, de la asociación. Así salieron el butanero, la vieja de las berzas, el que está sulfatando, otros mecos modernos, con sudadera o visera, la novia y el cura, la pareja bailando o hasta una reportera de televisión. La idea inicial de recrear algunos personajes típicos del pueblo decayó para dar paso a un nombre propio para cada meco, indica Sousa. La ejecución de los mecos fue colaborativa, en cadena. Entre dos personas hacían los palos, y otros los vestían, añade este portavoz.
El meco debe esperar en As Teixugueiras
En Xinzo y As Teixugueiras, donde celebran uno de los entroidos enxebres que se mantienen en Ourense, está todo cerrado. Las alegres comitivas que se forman para elaborar el meco en el monte y su posterior maltrato arrastrándolo en carro el martes de carnaval tendrán que esperar este año, aunque habría sido un ejercicio con muchos personajes quizás que parodiar. Pero los pueblos se quedan cerrados y a la espera de poder volver a juntarse para bautizar al meco como se merece.