La onomatopeya del ladrido del perro es de las primeras que supimos distinguir en nuestra niñez. Al menos, así era en mi época, porque hoy en día los niños disponen de mayor información y son capaces de soltarse a ritmo de Baby Shark, con coreografía incluida, antes de comenzar a hablar con fluidez.
El guau de toda la vida es un sonido fácilmente reconocible en medio mundo y, para uno que es curioso y nacido en el municipio de Boborás, incluso un estímulo para acudir al diccionario académico y encontrar una segunda acepción, más coloquial: Indica admiración ante algo muy grande, muy bueno o muy bonito.
Y eso fue lo que sucedió en mi tierra, en el Ourense más occidental, el pasado fin de semana, cuando los mejores perros deportistas del país -y esos atletas que los adoran y los miman día a día- dieron lo mejor de sí en el Campeonato de España de Mushing.
Para quienes nunca hayan disfrutado de estas modalidades -hay varias distintas según el vehículo o el número de perros-, cabe señalar que se inscriben en las federaciones de Deportes de Invierno, entre las cuales las gallega se ha distinguido sobre todo en las pruebas de mushing tierra. Y Boborás es uno de los paraísos naturales para esa práctica, por las condiciones climatológicas que presenta para que los perros puedan rendir a un gran nivel, sin poner en riesgo su salud. Junto a los federativos autonómicos, la Asociación de Cans Deportistas (Acade) es el club compostelano que apostó fuerte por el emplazamiento ourensano para organizar eventos notables, con el apoyo del Concello local. Todos ellos se merecen un agradecido guau.