1995: El reconocimiento de la Unesco avala el trabajo realizado en Beade por Ridimoas

La Voz

BEADE

SANTI M. AMIL

Representantes del proyecto viajaban a Valsaín, Segovia, a un acto en el Centro Nacional de Educación Ambiental

04 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Los comienzos no fueron fáciles y Pablo Rodríguez, Oitabén, había reconocido en su día en una entrevista que hasta su propio padre le había dicho que lo que pretendían hacer -recuperar el bosque- no tenía futuro porque los incendios acabarían con todo. Ya llevaban unos años luchando contra los elementos, y los que vaticinaban su rotundo fracaso, y hace un cuarto de siglo el espaldarazo definitivo llegaba con el reconocimiento de la Unesco. En aquella primavera de 1995 un grupo de veinte adolescentes vinculados al proyecto de Ridimoas viajaban a Valsaín, donde tiene su sede el Centro Nacional de Educación Ambiental, para representar a las «decenas de jóvenes que desde 1975 trabajan en un proyecto de los que los hombres consideran utopía: la recuperación de un ecosistema como el de Ridimoas, que el fuego y el asfalto casi habían convertido en un páramo».

En Valsaín iban a ver su sueño trasladado a la pantalla en la película Anima mundi, iniciativa audiovisual «que recogerá la experiencia de media docena de comunidades educativas, y que será incluida en una red informática para servir de ejemplo al mundo».

El proyecto que se desarrollaba en Beade había empezado en 1979 con las replantaciones y los trabajos de los jóvenes de la Legión Verde, y por el camino había visto como se sumaban los reconocimientos: una docena de ellos, entre otros el Premio Holanda de investigación -«algo así como el Nobel de la juventud»-, que consiguieron tras confirmar la presencia en Galicia del halcón peregrino.

Un compromiso vigente

El proyecto de Ridimoas goza de buena salud y está más vigente que nunca. De las cerca de 100 hectáreas de 1995 se ha pasado al medio millar de la actualidad.