El conflicto entre gitanos se cobra otra víctima: el mercadillo de Beade

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

BEADE

La policía identifica a vendedores ambulantes para ejecutar el cierre efectivo de la feria

05 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El mercadillo de los viernes de Beade paga las consecuencias del conflicto abierto entre gitanos morones y zamoranos. La sociedad que lo gestiona, la hermandad de las fiestas de Santa Ana, lo ha clausurado por orden del Concello para prevenir enfrentamientos entre los comerciantes.

La medida ha sentado como un mazazo a los titulares de los puestos, que ven mermados sus ingresos por la suspensión de los mercadillos de Bouzas y de Coia. El cierre tenía que haberse hecho efectivo ayer. La directiva había avisado previamente a los ambulantes de que su decisión era irrevocable. Pese a ello, los vendedores se presentaron a primera hora de la mañana con sus furgonetas y se encontraron con que el paso hasta la explanada estaba cerrado. Hubo bastantes protestas porque había comerciantes que querían colocar los puestos a pesar de la clausura.

Los miembros de la asociación vecinal avisaron a la Policía Local y, poco después, apareció una patrulla. Los agentes identificaron a media docena de vendedores que, pese a la prohibición, acabaron montando sus puestos de venta. Fueron advertidos de que el próximo viernes no se les permitirá montar el mercadillo, puesto que no cuentan con ninguna autorización municipal.

El mercadillo semanal de Beade lleva cuatro años funcionando sin ningún tipo de incidentes. Se organiza en el torreiro de fiestas, un terreno que pertenece a la comisión de fiestas, que cobra un canon mensual a los ambulantes por cederles el espacio. De esta forma, obtienen unos importantes ingresos que se destinan a la organización de las fiestas patronales en verano.

Ninguno de los 30 vendedores que montan aquí sus puestos pertenecen a las familias gitanas que se encuentran enfrentadas. Sin embargo, la directiva de la comisión de fiestas ha decidido clausurarlo porque, tras la suspensión de los mercadillos de Bouzas y de Coia, han recibido un aluvión de solicitudes de autónomos que se han quedado sin ingresos y que quieren continuar aquí su actividad. Los vecinos se amparan en que la feria semanal no tiene licencia, por lo que tendrían que asumir responsabilidades si hay algún suceso.

El presidente de la hermandad vecinal, Jesús Sotelo, explicaba ayer que lleva poco tiempo en el cargo y que, tras el conflicto surgido entre los gitanos, acudió al Concello para interesarse por los permisos de la feria. «Para mi sorpresa, el mercadillo está ilegal, hice los trámites oportunos y, por orden del concejal, he tenido que suspenderlo», reconocía.

El mercadillo se organiza cada viernes en terrenos que pertenecen a la comisión de fiestas, por lo que los dueños del terreno tienen plena potestad para negar la entrada a feriantes. Los vecinos prefieren que no se celebre: si ocurriera algún incidente, su seguro de responsabilidad civil se echaría para atrás al tratarse de una actividad ilícita. Han tomado esta decisión a pesar de que perjudica a sus intereses económicos, puesto que es una importante vía de financiación de la fiesta que celebran cada 25 de julio.

«Es una gran pérdida porque aporta un dinero para la fiesta que a nosotros no nos cuesta trabajo conseguirlo, nos genera un dinero con tan solo ir un vez al mes a cobrar, pero no podemos arriesgarnos porque si pasara algo las culpas recaerían sobre mi persona», manifestó Jesús Sotelo.

Los comerciantes afectados asistirán a la concentración del domingo en el Liceo de Bouzas.

«No podemos correr el riesgo de que algo ocurra; es nuestro terreno y somos los responsables»

Jesús Sotelo

«Nos están dejando en la ruina, no tenemos ingresos y estamos gastando de nuestros ahorros»

Norberto Carballo