La hostelería ya está a medio gas: «Somos cabezas de turco»

Pablo Varela Varela
pablo varela OURENSE / LA VOZ

BARBADÁS

Santi M. Amil

Resignación entre los propietarios de locales en la ciudad de Ourense y en Barbadás por las nuevas restricciones

10 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Rostros sombríos, alguna que otra cara larga y, en general, la sensación de que la manga ancha de la pasada Navidad era cualquier cosa menos un dulce. La hostelería de Ourense y Barbadás amaneció ayer con un nuevo giro al timón por el repunte de la epidemia en el territorio. «Ahora nos están dando vaselina para que no protestemos de más, pero...», decía con sorna Teresa Domínguez, empleada del café Aruba, en el centro de la ciudad. El local abrirá sus puertas de 6.30 a las 18.00 horas, aunque Teresa intuye que, si esto sigue así, la alternativa que les quedará si se incrementan las restricciones es «volver a preparar cafés para llevar». «Lo que me esperaba, realmente, es que nos mandarían a casa», decía con franqueza.

Santi M. Amil

Domínguez instaba ayer a no estigmatizar al sector de la hostelería, tampoco a la juventud. «No es la culpable. Siendo claros, todos vemos que sigue habiendo reuniones y durante la Navidad a nadie se le escapaban las aglomeraciones en calles del centro de la ciudad como el Paseo o Santo Domingo. A las 23.00 horas hay toque de queda, sí, pero vas por allí a las 20.00, poco antes, y casi tienes que ir esquivando a la gente», señala.

Santi M. Amil

Mientras, en A Valenzá (Barbadás), el cansancio de la situación lo personificaba Isabel Almeida, del bar Oren Express. En el establecimiento, con 15 años de trayectoria a sus espaldas, intuían que tras las fechas navideñas se podía dar un paso atrás, pero Almeida fue directa a los matices. «Se rumoreaba que ocurriría esto, pero somos cabezas de turco. Parece que solo se toca a la hostelería. Y en los centros comerciales sigue habiendo multitud de personas en el interior de las tiendas», señalaba ayer. En Barbadás se contabilizaban este sábado 41 casos activos de covid-19, lo que convierte al municipio en el cuarto más afectado de la provincia si se atiende al número de infectados (por delante están Ourense, Verín y Xinzo de Limia). El caso es que, por la íntima conexión de la capital provincial con A Valenzá, y por el tránsito constante de vecinos por motivos familiares y laborales, las autoridades sanitarias entienden que conforman una misma unidad epidemiológica, lo que dificulta que se cierre Ourense y Barbadás no, y viceversa. «Está complicado para todos, y no es fácil tomar decisiones para nadie, pero yo quizá tomaría la de cerrar un mes entero y poder vacunar con más facilidad», sostiene Almeida.

La epidemia aguó el cumpleaños del bar Glenis, inaugurado hace poco más de un año en O Couto

En una de las arterias principales del barrio de O Couto, el café bar Glenis, que regenta Luisa Peña desde hace poco más de un año, miraba con especial interés el tramo final del pasado mes de noviembre, precisamente por el aniversario del local, el día 29. La epidemia no remitió y, por aquel entonces, la ciudad continuaba blindada dentro de su primer cierre perimetral, así que Peña se vio obligada a posponer una fecha en la que tenía depositadas muchas ilusiones. «Queríamos hacer una cata de vinos y otra de café, pero era imposible en ese momento, con la que estaba cayendo», dice.

Por aquel entonces, en la provincia de Ourense se contabilizaban 462 casos activos de coronavirus y la curva de la segunda ola iba en caída constante. La ciudad, por su parte, se acercaba a su reapertura tras mejorar progresivamente los indicadores epidemiológicos. Parece que ha pasado un mundo desde entonces, pero en realidad solo ha sido algo más de un mes. Ahora, con la apertura de la hostelería limitada hasta las 18.00 horas, y las restricciones de aforo con un tope del 30 % en interiores y un 50 % en exteriores, la propietaria del bar señala que «toca seguir a la expectativa y viendo día a día qué se puede hacer y qué no, porque nunca sabemos que vendrá si mantenemos esta incertidumbre».