Moisés invoca al amuleto de Xinzo

Luis Manuel Rodríguez González
luis m. rodríguez OURENSE / LA VOZ

BARBADÁS

Santi M. Amil

El centrocampista jugó dos meses en A Moreira tras el accidente de tráfico que truncó su temporada en Zamora

09 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Moisés Pereiro (Ourense, 1980) ya tiene la mente enfilada hacia el que será su segundo proyecto como entrenador, en las filas del Antela, un club en el que ya tomó impulso en uno de los momentos más delicados de su carrera como futbolista y que ahora puede relanzarlo como entrenador tras la complicada experiencia en Barbadás, donde su idea de balompié combinativo no cuajó.

Y es que los antecedentes de Pereiro Pérez en Xinzo de Limia son, como mínimo, curiosos. Después de la gran proyección que había demostrado el fino centrocampista ourensano en La Masía, incluidas sus primeras campañas con un Barça B que llegó a capitanear en la categoría de bronce nacional. Como quiera que no terminó de dar el paso hacia la primera plantilla, en parte por un cúmulo de inoportunas lesiones, Ferrol fue su próximo destino en la Segunda División. Después de tres años en la ciudad departamental, Zamora fue su próxima estación, pero después de completar el primer tercio de campaña 2007/08, todo dio un vuelco: «Sufrí un accidente de tráfico y dejé de estar disponible para el entrenador, cuando me recuperé me faltaba ritmo de juego y decidí volver a casa, porque el Ourense quería contar conmigo, pero no hubo tiempo de tramitar la ficha y solo quedaba la opción de la Preferente».

Y de aquella experiencia guarda Moisés un grato recuerdo, a pesar de que la permanencia era una quimera que no llegó a hacerse realidad: «Estuve encantado en este club, jugar en un campo que era una maravilla y volver a recuperar sensaciones, aproveché muy bien aquellos dos meses y aún pude rendir a buen nivel en los años siguientes».

De hecho, Pereiro todavía fue capaz de levantar a la grada de O Couto con su juego en la Tercera División y el Montañeros lo convirtió en su director de orquesta durante el trienio más glorioso del equipo coruñés de base, que se lanzó a la Segunda B. Pontevedra y Barbadás en el grupo gallego completaron su currículo como jugador, para iniciar en Os Carrís una etapa como técnico que topó con las limitaciones de un equipo que había perdido la identidad de años anteriores y al que no pudo adaptar a su filosofía, al fútbol con balón en los pies y con jugadas trenzadas.

Después de ver a otros equipos durante los últimos meses, tras su relevo en A Valenzá, aceptó la propuesta del Antela: «Es otro reto complicado, porque ya hemos visto que dos equipos ourensanos cerraron la clasificación este año y siempre cuesta mantenernos. Es un salto grande desde la Primera Galicia. Al equipo lo vi en alguna ocasión y me parece un grupo muy interesante, con buenos jugadores. Hay calidad y manejan bien el balón, pero insisto en que deben afrontar un salto importante este año».

La idea de la entidad es la de seguir apostando por la base de jugadores locales y Moisés se adaptará, aunque sabe que también debe hilar fino para apuntalar alguna posición y para realizar un trabajo que a la postre sea beneficioso para la entidad: «Se trata de que la plantilla mejore y crezca a lo largo de la temporada, sobre todo de que se adapten cuanto antes a la categoría y puedan ser competitivos lo más pronto posible».

Entre las limitaciones estará un desembolso que seguramente será inferior a la mayoría de los rivales del grupo, lo que condiciona los refuerzos. De momento, solo han repescado a Iago Campelo, un jugador local que se había marchado al Verín, para sumarlo a las promesas que asciendan desde el juvenil: «Esperamos confirmar tres incorporaciones más para apuntalar todas las líneas, pero prácticamente solo vamos a dar alguna gratificación por los resultados. Intentaremos acertar con ellos».