La cocina de media docena de colegios funciona bajo mínimos

Fina Ulloa
fina Ulloa OURENSE / LA VOZ

BARBADÁS

MARCOS CREO

El comité de empresa dice que la Xunta no cumple su propia normativa en cuanto a la plantilla en los comedores que gestiona directamente

13 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En la provincia de Ourense funcionan 96 comedores escolares, de los que 67 son de gestión directa de la propia Xunta. El Decreto de Comedores Escolares de Centros Públicos no Universitarios dependientes directamente de la Consellería de Educación, los subdivide en cinco tipos, dependiendo del número de comensales, que van desde los de 75 plazas a los que superan las 500. La normativa fija también la ratio de trabajadores que son necesarios para atender el servicio en cada uno de ellos, partiendo de los más pequeños en los que la tarea es asumida por una única persona -un oficial de segunda de cocina- que va siendo reforzado con auxiliares. Entre 75 y 150 comensales se aumenta uno; y cada cien usuarios más se va añadiendo otro.

Los comedores de gestión directa de la Xunta están en estos momentos atendidos por 67 cocineros y 57 ayudantes, pero la cifra es insuficiente porque no en todos los comedores ourensanos se cumple ese reparto. Los seis que están en la capital -Albino Núñez, Mariñamansa, Seixalvo, Virxe de Covadonga, José García Mende y el centro de Educación Especial Miño- están ajustados a la normativa, pero al menos en media docena de centros educativos de la provincia la plantilla está por debajo de ese ratio. Así lo aseguran desde el Comité de Empresa de la Consellería de Cultura, Educación y Ordenación Universitaria de la provincia que ha realizado un estudio pormenorizado de la situación y alerta de que la situación de sobrecarga en algunos de esos centros, en los que se supera ampliamente la cifra de comensales que debería de asumir la plantilla, es imposible evitar el deterioro del servicio.

Seis trabajadores de menos

En concreto la peor situación es la del colegio Filomena Dato de A Valenzá, en el municipio de Barbadás, donde hay 177 comensales para los que trabajan un oficial y un auxiliar que están asumiendo 27 más de los que le correspondería y por tanto necesitarían un segundo ayudante. No mucho mejor están en el Curros Enríquez de Celanova, que pasa en 25 la ratio establecida. El tercero con este problema es el Carlos Casares de Xinzo de Limia, con 273, que también se pasan en 23 comensales para los trabajadores en plantilla.

En el Condesa de Fenosa de O Barco, con 371 servicios que poner sobre la mesa y cuatro trabajadores en las cocinas, también sobrepasan el límite en 21. Menos exceso asumen en el Ben-Cho-Sey de O Pereiro -donde atienden a 265 y se pasan en 15 del límite-, el Terras de Maside -con 262 y 12 de exceso sobre la norma-, y el Tomás de Lemos de Ribadavia en el que hay 168 comensales y también supera la ratio marcada en una docena. En todos estos centros sería necesario un ayudante de cocina más para que se cumpliese con la normativa fijada por la propia Xunta para el funcionamiento de estos servicios.

Desde el comité de empresa aseguran que no van a permitir que se pretenda ahorrar dinero en un servicio público tan necesario y, a la vez, tan importante. «El personal de cocina de los comedores escolares no solo elabora la materia prima y prepara el menú de cada día, sino que debe hacerse cargo de poner y retirar el comedor y de la limpieza de las instalaciones, tanto de la zona de cocina como del lugar donde comen los usuarios», matiza la presidenta de este órgano de representación.

Las alergias e intolerancias alimentarias sobrecargan a los trabajadores

El problema de la falta de efectivos en los comedores escolares gestionados directamente por la Xunta no es nuevo, según denuncia el comité de empresa. «Ya el curso pasado había muchos centros en esta situación y llevamos ya un par de años mandando escritos e intentando gestionar con la consellería la solución; pero tan solo conseguimos que para este curso, en septiembre, se creara una plaza en Mende», matiza Laura Castelao Bugarín. La presidenta de este órgano de representación laboral apunta que, además, la labor de estos trabajadores se está complicando año tras año por la creciente aparición de niños con problemas que requieren de menús especiales por el aumento de alergias e intolerancias alimentarias entre la población infantil. «Hay muchas y muy distintas dietas por estos motivos, con lo que se va complicando el trabajo en cocina porque supone que hay que preparar diferentes menús», señala. La consecuencia, según apunta «es que de algún sitio hay que sacar el tiempo, así que lógicamente los menús tienen que ser mucho más sencillos de lo que a lo mejor debieran de ser», señala. Recuerda que sobrepasar los ratios puede suponer riesgos porque ya son de por si ajustados. «Hay que pensar que incluso en los centros en los que están en las 75 personas, y por tanto con una sola persona en cocina, tiene que ocuparse de hacer el menú para esa cantidad de comensales, y poner y recoger y limpiar todas las instalaciones, lo que es ya una sobrecarga de trabajo importante, como para encima tener más personas de la que corresponden», dice.