La demanda de pisos de alquiler hace subir los precios un 4% en la capital

Marta Vázquez Fernández
marta vázquez OURENSE / LA VOZ

BARBADÁS

MIGUEL VILLAR

El coste de una vivienda puede variar en más de 500 euros dependiendo de la zona

14 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El mercado del alquiler está en auge en la capital ourensana. El interés cada vez mayor que tienen quienes necesitan vivienda por arrendar una está provocando una subida de precios que, según los expertos, alcanza ya el 4 %. Eso sí, son costes que no igualan todavía a los que había antes del estallido de la burbuja del ladrillo y que varían, como no, en función de las zonas en las que se quiera residir.

Con un excedente que, según los portales inmobiliarios, ronda las 800 viviendas -la cifra se eleva casi hasta las novecientas cuando la búsqueda se extiende a la capital y su comarca-, las operaciones de alquiler se mantienen como la principal operación en las agencias, desde las que se asegura que «todo lo que tenemos nos lo quitan de las manos». Así lo sostiene José Bailón, de JBA servicios inmobiliarios, que afirma que, hoy por hoy, las zonas con mayor demanda para este tipo de operaciones son O Couto, el entorno del campus universitario y las cercanías del complejo hospitalario. También en Barbadás, concretamente en el barrio de A Valenzá, donde hay oferta de apartamentos nuevos para este mercado, se está registrando un fuerte incremento de alquileres, con precios relativamente asequibles ya que se puede conseguir un apartamento amueblado y con garaje por 375 euros.

En la capital, eso sí, las condiciones son algo más exigentes, casi prohibitivas, si se busca vivir en el mismo corazón de la ciudad. «Las calles del centro, como O Paseo, Juan XXIII o Curros Enríquez tienen los precios más elevados ahora mismo», asegura Bailón, que extiende esta descripción a las calle Progreso. En algunos casos el coste por mes puede rondar los mil euros, por viviendas con tres habitaciones.

La otra cara de la moneda se encuentra en barrios como A Carballeira, O Vinteún, A Cuña o algunas zonas de Barrocás, en las que las viviendas son antiguas y, en muchos casos, no tienen ascensor o ni siquiera calefacción. Acceder a este tipo de residencias tiene, desde luego, algunas desventajas pero, si se mira solo en términos de precio, resultan extremadamente asequibles, ya que se puede acceder a una vivienda por 225 euros al mes. También algunas calles del casco antiguo ofrecen viviendas a precios muy baratos, aunque se trata en muchos casos de edificios con más de cien años de antigüedad. Por menos de 300 euros hay varias alternativas.

Siete de cada diez operaciones en las agencias inmobiliarias son de arrendamiento

Sube la demanda del alquiler y también los precios, en un momento en el que parecen pocos los ourensanos dispuestos a comprar una vivienda, a pesar de que con los tipos de interés que se ofertan hoy en día puede resultar más asequible pagar una hipoteca que un mes de arrendamiento.

Pese a todo, siete de cada diez operaciones que se realizan en las inmobiliarias se orientan a estas operaciones, que tienen clientes de todos los perfiles. «En esta época del año, recién comenzado el curso, lo que más tenemos son estudiantes universitarios que buscan algo en las inmediaciones del campus o profesores, que quieren vivir cerca de los colegios o institutos en los que dan clase», cuenta José Bailón, que reconoce que la apertura de nuevos servicios o infraestructuras moviliza este mercado de forma muy significativa. Un ejemplo fue la inauguración de la nueva sede de los juzgados, hace algo más de dos años. «Cuando se ocupó el edificio se movieron muchos pisos de alquiler por ese barrio, de funcionarios que querían trasladarse a vivir allí», cuenta el agente , que prevé que en cuanto se abra al público el nuevo centro de salud de O Couto se produzca una situación similar.

La venta no se recupera

Mientras, la venta de viviendas sigue en horas bajas. Los datos que esta misma semana publicaba el Instituto Nacional de Estadística desvelan que durante el mes de julio se comercializaron 107 inmuebles. Se trata del peor dato de la comunidad gallega donde, entre las cuatro provincias, se vendieron 1.110 propiedades a lo largo de mes. De las operaciones realizadas en Ourense solo 28 afectaron a pisos nuevos, mientras que otras 79 fueron por pisos de segunda mano. Las cinco restantes eran de protección oficial.