Ourense es tierra abonada para los deportes de motor. Es una verdad de esas impepinables, con cientos de demostraciones empíricas que no hacen si no refrendar año a año esa evidencia.
Pero los tiempos avanzan, cambiamos de siglo y nuestros hábitos se van modificando. La fiesta del motor en nuestra provincia era el rali del nacional de asfalto, organizado por la Escudería Ourense, al que se unió con notable éxito hace unas campañas el que puntúa para el Campeonato Galego. El trabajo de la Escudería Luíntra en el Ribeira Sacra volvió a brillar en un fin de semana que sorteó a la lluvia como mejor pudo para reivindicar que en noviembre todavía se puede acercar uno a las cunetas para observar de cerca los derrapes de los bólidos. Si lo llega a ver mi padre, no da crédito.
Pero este calendario maratoniano todavía tiene pruebas pendientes y, al paso que vamos, incluso empalmaremos con el París - Dakar, que ya ni sale de Francia ni termina en África, aunque sí se cuela en los telediarios del cambio de año. Antes, nosotros a lo nuestro, en Barbadás el próximo fin de semana con el RallyMix. Oiga, ese invento que mezcla trazados de tierra y asfalto y coches de todas las categorías, que mire usted que engancha al público. ¿O será que al público lo que le mola es el automovilismo en general?
En Ourense aceleramos, porque sí. Ojito, que somos muchos en la carretera y las señales hay que respetarlas. Para disfrutar de la velocidad están las carreras. Hacerlo en la vía pública es peligroso, para el bolsillo, sí. Y sobre todo para nuestra integridad física. Lo importante es llegar.