Laorga dejó en Os Milagros un ejemplo de la mejor construcción moderna española

Jesús Manuel García

BAÑOS DE MOLGAS

02 oct 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

El Colegio de Os Milagros, obra del arquitecto madrileño Luis Laorga (1919-1990), es, desde su construcción en los años 1965-1969, un importante ejemplo en España de arquitectura educativa y religiosa contemporánea. Precisamente por ello centró ayer en la provincia el Día Mundial de la Arquitectura. Es la obra de un profesional poco estudiado pero no por ello menos importante. Laorga fue considerado un experto en arquitectura religiosa y, como dice Esteban Fernández, estuvo comprometido con la modernidad como misión.

Ana Domínguez Laíño, arquitecta que prepara su tesis sobre el colegio del Monte Medo, hizo la visita guiada a los asistentes por el edificio. Un espacio singular, la capilla, sirvió para iniciar el recorrido. «Presenta unha imaxe simple, reflicte a espiritualidade coa luz, que se concentra no altar. Laorga entronca con arquitectos alemáns como Rudolf Schwartz, Hans Scharoun, Bruno Taut e Van Eyck», indicó. Utilizaba materiales autóctonos como el granito, la madera y añadía el hormigón. El rector del santuario y superior de los paúles en Baños de Molgas, José Manuel Villar, destacó que la capilla es pieza clave, entre otras cosas, por su acústica, muy lograda». «El altar, el ambón, los confesonarios, todos los detalles están dibujados previamente por Laorga», añade Ana Domínguez.

Llama precisamente la atención ese tratamiento de la luz Y es que el autor trabajó precisamente con recursos espaciales como la escala, las proporciones, la luz y la textura.

El siguiente paso fue conocer el salón de actos, donde la luz va en sentido inverso, se concentra más en el patio de las 400 butacas originales que en el escenario. De ahí pasaron los invitados al comedor, otro espacio de gran interés, con su cubierta plana a distintas alturas en módulos de 5 x 5, según explicó la experta en esta obra. Esa diferencia de nivel permitía al recinto estar iluminado naturalmente a pesar de hallarse entre dos pabellones más altos.

Aquí se ven los pilares metálicos y cómo el arquitecto mete por el medio de éstos las bajantes, formando curiosos detalles a modo de capitel.

Es de gran interés ver el pasillo que da acceso a los cinco pabellones o módulos de las aulas, hechos en hormigón y cristal. Ese pasillo lleva ventanas muy verticales y estrechas de diseño cuyos vidrios de colores van alternando sobre el blanco de la pared. Así se marcaban los ciclos educativos, según el color que se ve en el pasillo.

La decoración de las aulas la resolvió Laorga con hormigón visto, ventanales horizontales y paredes blancas. Todo muy sencillo. Son cinco módulos de aulas de 6 x 9 metros. Aún quedan los dormitorios y la zona deportiva, espacios en los que el arquitecto no deja ningún detalle al descuido. «Este edificio é unha marabilla dentro das que ten Ourense que temos que ir redescubrindo e unha chamada de atención para que se lle dea un uso axeitado a este inmoble», dijo Xan Rodríguez, presidente de los arquitectos ourensanos. «É unha pena que estea pechado», señaló el alcalde de Baños de Molgas, Eladio Mangana, agradeciendo al Colegio de Arquitectos el acto de este año. El colegio es digno de visita.