El «castigo social» que sufrió
Descarta también la jueza que la víctima tuviera «un ánimo espurio» cuando decidió denunciar, y haciendo suyos los argumentos que el propio afectado esgrimió en el juzgado, admite que la denuncia solo le ha provocado al chico «quebraderos de cabeza», ya que tras interponerla fue criticado en el pueblo y se vio sometido a un «castigo social». Llegó incluso a tener que dejar su trabajo.
Tampoco ve ánimo de venganza en su conducta. «Es evidente que no se concibe que una persona llegue a materializar una venganza once años después de ocurrido el incidente», dice la sentencia, que a mayores valora el motivo por el que la víctima decidió dar el paso como otro elemento de veracidad. «El denunciante explicó que, al enterarse por unos primos de que sus hijos iban a preparar la comunión con el acusado, le vinieron todos los recuerdos y se decidió a contárselo a sus tíos, ante el temor de que a esos niños les pudiera pasar lo mismo que a él», recoge la resolución. La jueza da «especial importancia» a una afirmación que, a su juicio, denota que la víctima no dijo nada hasta que vio que otros podrían exponerse a su misma situación.