Otro menor afirma que el cura de Avión acusado de abusar de un niño le pidió «una foto sexi»

Marta Vázquez Fernández
M. Vázquez OURENSE / LA VOZ

AVIÓN

M. V.

La Fiscalía cree que el párroco «atacó la indemnidad sexual de un chico de 10 años», mientras la defensa ve una «invención»

11 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Visto para sentencia quedó este lunes en la sala de vistas del Juzgado de lo Penal 2 de la capital ourensana el juicio contra Pablo E. F., un religioso al que se acusa de haber cometido un delito de abuso sexual contra un chico al que estaba formando para hacer la Primera Comunión. Los hechos, presuntamente ocurridos en verano del 2006 en el municipio de Avión, donde el sacerdote tenía su parroquia entonces, fueron denunciados diez años después por la presunta víctima, que asegura que en los encuentros con el investigado, siempre en su casa, este buscaba el contacto con él, llegando en una ocasión a recibirlo en calzoncillos y a acariciarle el muslo y los genitales.

En la segunda y última sesión de la vista el interés se centró en la inquietante declaración de dos testigos, madre e hijo. Aunque desde hace años vive en México, el más joven relató que de pequeño vivía en Avión y conocía al sacerdote investigado porque también lo preparaba para el sacramento. En ese tiempo tuvo lugar un incidente que nunca trascendió más allá del ámbito familiar. Así, este testigo aseguró que «después de una serie de llamadas telefónicas» con el párroco, este le envió a su teléfono un mensaje. «Primero me pidió que le enviara una foto, y yo se la mandé, pero más tarde me llegó otro mensaje en el que me pedía una foto sexi», relató el chico ante la magistrada. «Yo era muy pequeño», remarcó al intentar recordar su edad. Tras recibir esa última petición, el chico decidió enseñarle el teléfono a su madre, y esta última hizo lo propio con su marido. «Hubo una discusión de mis padres con el párroco, y yo me puse nervioso y lo borré todo», explicó.

La madre de este testigo, confirmó todos estos detalles, explicando que ella misma vio el contenido de aquel mensaje. «Mi marido llamó al párroco y hubo palabras mayores; le recriminó lo que había hecho», aseguró.

Para la representante de la Fiscalía estas afirmaciones «representan un patrón de conducta» por parte del acusado, para el que reclama una condena de dos años de prisión. Esta parte ve probado que el denunciante sufrió una situación de abuso sexual por parte del religioso, considerando su relato «verosímil y sin contradicciones». «La víctima percibió el ambiente sexual desde el primer día, el acusado buscaba el contacto, hablarle cerca a un niño de 10 años que estaba solo en su casa», aseguró la fiscala, destacando que lo ocurrido «fue un ataque contra la indemnidad sexual» y considerando que el denunciante ha sufrido «una doble victimización» por el proceso judicial. La acusación particular, por su parte, recordó que si la víctima denunció fue para evitar que otros niños pudieran vivir lo mismo que él.

Pero la defensa tiene otra tesis sobre el caso. Esta parte aprecia «modificaciones sustanciales» en las sucesivas declaraciones del denunciante, considerando que su testimonio «está inventado, exagerado y trastocado». En cuanto a los mensajes a los que se refirió el testigo, les resto importancia, encajándolos en el ámbito de la «broma». El sacerdote siempre ha negado los cargos.