El caso del párroco acusado de abusar de un menor al que daba catecismo llega a juicio

m. v. OURENSE / LA VOZ

AVIÓN

MIGUEL VILLAR

El Juzgado de lo Penal dos de la capital señala la vista para el mes de julio

01 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Tras rechazar la Audiencia los recursos planteados por la defensa, el caso del párroco de Avión acusado de abusar sexualmente de un menor al que daba clases de catecismo llega a los juzgados penales de la capital ourensana. En concreto, el caso está ya en manos de la magistrada del Juzgado de lo Penal 2, que ya ha señalado la vista para el mes de julio.

De lo que ocurra en este juicio dependerá el futuro de un religioso, Pablo E. R., para quien la Fiscalía de Ourense reclama una condena de dos años de cárcel por unos hechos ocurridos, presuntamente, en verano del año 2006. El denunciante tenía entonces diez años y estaba preparándose para recibir la Primera Comunión, motivo por el cual sus familiares acordaron que recibiera la formación necesaria para el sacramento por parte del sacerdote, que tenía destino en varias parroquias del municipio de Avión.

Detalla el escrito de acusación del caso que la formación por parte del sacerdote se hizo «de modo individual, a título particular y por tanto fuera del grupo que cada año se prepara». Tanto fue así que el niño, en lugar de ir a la iglesia como los otros de su edad, acudía a la casa del sacerdote. En esos encuentros se habrían producido situaciones presuntamente delictivas, que el niño solo se atrevió a contar once años después a sus familiares.

«Tocamientos» y «caricias»

Así, el sacerdote habría aprovechado las ocasiones en las que recibía a la víctima en su casa para someterlo a «tocamientos en el muslo, diciéndole que tenía una pierna bonita o, de forma también lasciva, en los hombros, bajando por la espalda del menor». En alguna ocasión el párroco habría recibido al chico en ropa interior, justificándose en que hacía calor, llegando incluso, a «acariciarlo primero en la pierna y luego en los genitales». Esa conducta, según la Fiscalía, ha provocado en la víctima trastornos psicológicos derivados de depresión, ansiedad y baja autoestima, «que le causan una fuerte emocionalidad negativa y le provocan sentimientos de indefensión, vulnerabilidad y pérdida de confianza», tal y como aseguraron los forenses que lo examinaron.

Para la acusación pública los hechos son un delito de abuso sexual por el que, además de la prisión, solicita que el investigado no pueda acercarse a la víctima durante tres años. Reclama, asimismo, una indemnización de 10.000 euros. Tras hacerse público este asunto, el Obispado lo apartó de la primera línea con los feligreses.