«La calidad y limpieza de la hostelería ourensana es difícilmente comparable»

Miguel Ascón Belver
miguel ascón OURENSE / LA VOZ

AVIÓN

El casco histórico ourensano debe ser más promocionado, cree José Luis Vázquez

14 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Aunque él nació en un pequeño pueblo de 200 habitantes en el municipio de Avión (Beresmo), sus padres se fueron pronto a la emigración y en sus primeros años de vida José Luis Vázquez Domínguez fue criado por sus abuelos. Tras probar suerte en Brasil y encontrarla en Suiza, volvieron y, teniendo él nueve años, la familia se instaló en la capital ourensana. «Después de mucho sacrificio y mucho trabajo consiguieron reunir lo suficiente para volver y montar un negocio de hostelería», explica Vázquez Domínguez, a quien el destino le ha llevado tanto a probar en la emigración como a dedicarse a esa actividad laboral.

José Luis recuerda con mucho cariño su infancia en el casco histórico, un barrio que nunca dejó, salvo por la etapa que vivió en el extranjero. «Bajaban los militares a la hora del chateo, los fines de semana se llenaba de gente. Toda la vida social era alrededor de los Vinos», cuenta sobre su vida allí. Pese a todo, a los 22 años, cumplió con el tópico de los vecinos de Avión y decidió emigrar a México.

«Me enamoré», dice Vázquez Domínguez sobre su aterrizaje en América. Fue, según dijo, una gran experiencia. «Ves cosas muy bellas, lugares increíbles y gente muy agradable», dice el ourensano, que al final estuvo 19 años en México. Allí se dedicó al sector hostelero y durante nueve años fue el director de una cadena hotelera en Acapulco. Todo marchaba bien, pero la inseguridad es un grave problema y él la vivió en sus propias carnes. «Después de una mala experiencia decidimos volver», cuenta José Luis, que aunque admite que la situación económica en México es «un poco mejor», no se plantea volver por miedo a que ocurra algo, sobre todo a su hijo, que ahora tiene nueve años.

Así, en el año 2000, volvió a instalarse en su querido casco viejo ourensano. Admite, no obstante, que la vuelta no fue fácil, especialmente por el clima: «Fue un año que estuvo seis meses lloviendo seguidos y ya no estaba acostumbrado». Sin embargo, aquí tenía aún a sus padres, hermanos y amigos y eso facilitó enormemente su reincorporación a Ourense.

Sigue vinculado a la actividad hostelera y, como tal, tiene una idea muy formada de cómo debe promocionarse la capital ourensana a nivel turístico. Según dice, se han enfocado los esfuerzos en proyectos «que no benefician en absoluto». Cree que el potencial del casco histórico de la ciudad y de localidades como Allariz y Ribadavia debe ser aprovechado mejor, al igual que el termalismo, algo para lo que considera urgente que exista un balneario y que mejore y se amplíe la oferta hotelera de la ciudad. «Cuando un colectivo celebra aquí una reunión de 400 o 500 personas tienen que irse fuera de Ourense a otros hoteles», asegura.

Respecto al negocio de la restauración, cree que en la capital ourensana, y específicamente en el casco vello, «la calidad y la limpieza son difícilmente comparables a otros sitios». También destaca, según dice, la oferta de vinos de que disponen los locales y todo ello, teniendo en cuenta la importancia de la gastronomía para atraer turismo, debe ser más promocionado, a su juicio. En este sentido, cree que el barrio debe ser 100 % peatonal y defiende la instalación de terrazas frente a las críticas. Según dice, es muy difícil compaginar esa actividad con el descanso de los vecinos pero apunta que son pocos los que viven en la zona de los Vinos.

Edad. Nació en Beresmo, un pequeño pueblo de Avión, en 1960.

Profesión. Se dedica al sector hostelero.

Su rincón. La plaza del Correxidor, aunque podría ser cualquier lugar del casco histórico ourensano, donde vive y trabaja.