Tino Feijoo: «O Concello de Allariz traballou como unha empresa, para sacar rendemento»

ALLARIZ

El que ha sido aparejador municipal desde 1990 se jubila después de haber proyectado y controlado obras municipales transformadoras
08 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Tino Feijoo se pregunta, mientras camina por la alameda de Allariz en un día fresco de primavera y con el sonido de fondo del río Arnoia que marcó su infancia, cómo será la etapa de jubilación que iniciará en el próximo mes de agosto. Desde 1990 trabaja como aparejador municipal en el Concello de Allariz, diseñando los proyectos, supervisando y dirigiendo obras que han transformado el municipio ourensano en las últimas tres décadas y media. Los conocidos le preguntan si todavía sigue en activo; y, sí, en estas últimas semanas antes de las vacaciones y posterior jubilación, los días se le pasan a una «velocidade tremenda», para dejar encaminados los proyectos en cartera.
Tras cursar sus estudios universitarios en Sevilla y Madrid, regresó a Ourense, y consiguió una plaza de técnico en el INEM. Allí trabajó tres años, pero se dio cuenta de que no era lo suyo y lo dejó cuando, en 1990, salió el puesto que aún ocupa en su ayuntamiento natal. Perdió dinero y tardes libres, pero ganó libertad y satisfacción personal y profesional. «Empezamos de cero. Daquela non había control, as licencias eran para palleiras cunhas normas subsidiarias. Díxenlle ao alcalde que, para levar unha boa xestión, había que facer un plan xeral de urbanismo, o instrumento co que traballa un técnico municipal», apunta.
En aquellos, años el ayuntamiento, ya con el gobierno del BNG, funcionaba con una filosofía y una visión concretas: «O Concello de Allariz traballou como unha empresa, pública ou privada, pensando en sacar rendemento», describe Feijoo. Hubo que empezar con la planificación urbanística: de las normas subsidiaras se pasó al PERI del casco histórico, que a la postre permitiría la rehabilitación de 400 de las 600 viviendas del núcleo. Los primeros trabajos fueron para la recuperación del río Arnoia. «O río fora sempre o motor económico de Allariz, cos muíños e a fábrica de coiro, e foi o motor da actuación urbanística, recuperando espazos abandonados ou deteriorados por vertidos e edificios na alameda e no Portovello», detalla el técnico. Esa intervención en el río, donde se creó el Parque Etnográfico del Arnoia, y en el casco histórico, fue merecedora del Premio Europeo de Urbanismo en 1994. Esa visión «empresarial» del Concello se focalizaba en la recuperación de esos edificios de antiguas fábricas o molinos con una función actual, con museos, cafeterías y espacios para deportes como el piragüismo. Tino Feijoo considera que Allariz, en aquellos años, «ía seis ou sete anos por diante na xestión municipal e en actuacións». Los técnicos del Concello hacían la mayoría de los proyectos, sin externalizarlos. Con ello conseguían, define Feijoo, no solo un abaratamiento de costes y un control directo de las obras, sino imprimir «un selo persoal».
Había dinero para ejecutar esas obras —como una subvención de mil millones de pesetas (seis millones de euros), en cuatro años— e iniciativas como los convenios urbanísticos para rehabilitar o urbanizar espacios. «O enfoque non era só construtivo, senón económico», reitera. Había subvenciones del 100 % para rehabilitar fachadas e inmuebles y se llegó a acuerdos con propietarios para transformarlos en locales comerciales como los de la rúa Fonteiriña donde se instalaron las tiendas outlet.
Después de esos cuatro años, en los que hubo cuatro arquitectos trabajando en la oficina de rehabilitación, Tino Feijoo quedó solo al frente del departamento. Hacían una programación anual de obras, con enfoque empresarial. El Concello contrató personal propio —palistas, oficiales, peones— para ejecutar infraestructuras. Así consiguieron «un rendemento superior».
Tino Feijoo resalta la influencia de los tres alcaldes con los que ha trabajado: Anxo Quintana, Francisco Rodríguez y Cristina Cid. «Tiñan unha idea moi fixa de Concello e ganas de traballar», dice. Él mismo invirtió horas y horas de trabajo, sin horarios: «Sempre me deron liberdade, pero había que sacar o traballo». Hubo grandes obras, como la reforma integral de la arteria principal de Emilia Pardo Bazán, que duró tres años, la ciudad deportiva de O Seixo o el Fogar dos Maiores, y otras más pequeñas, pero muy beneficiosas, como la rampa que hizo accesible la pasarela entre el Arnado y Vilanova.
Su rincón.
Quién es. Celestino Feijoo Rodríguez, nacido en Allariz en 1960.
Qué es. Técnico municipal, aparejador, en el Concello de Allariz.
Su rincón. La pasarela sobre el río Arnoia que comunica el Arnado con Vilanova. Por petición de un vecino con discapacidad, diseñó la rampa que se añadió para acceder a la pasarela. Una obra que no parecía factible se ejecutó en 15 días.
«A vida é imprevisible, nunca me gustou a monotonía»
Tino Feijoo se acostumbró a trabajar en plazos cortos; así se ejecutó esa pasarela sobre el Arnoia, y así se instala la admirada decoración navideña que cada año convierte las calles de la villa en un poblado mágico. El Festival Internacional de Xardíns fue otro de los proyectos que se llevó a cabo en solo cuatro meses en su primera edición, causando admiración a los gestores portugueses de Ponte de Lima por la rápida transformación de esa zona que el Concello había adquirido por un convenio urbanístico. Esta edición ha sido la última en la que colaboró Tino Feijoo y la alcaldesa, Cristina Cid, le dedicó unas cariñosas palabras en la inauguración. Para sorpresa de Tino, inmerso en la realización de un vídeo y fotos de la jornada. La fotografía es una de sus pasiones —afirma que tira 200 o 300 cada semana, que luego archiva meticulosamente— y también el dibujo, una disciplina que quizás recupere en su jubilación, como hizo en los ratos muertos de la tediosa y larga mili.
Aún no sabe a qué se dedicará en su jubilación, pero no se aburrirá. «A vida é imprevisible, nunca me gustou a monotonía», resume.