La última cena de Casa Fandiño de Allariz

Cándida Andaluz Corujo
c. andaluz OURENSE / LA VOZ

ALLARIZ

Pablo Araújo

El centenario restaurante cerró sus puertas al acabar el año 2021 tras tres generaciones de una familia dedicada a la comida tradicional

05 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Al tiempo que el año 2021 dio paso al 2022, con las doce campanadas, en Allariz echó la llave de manera definitiva uno de sus referentes gastronómicos y sociales. La del 31 de diciembre fue la última cena ofrecida por Casa Fandiño. De gala, entre familiares y amigos, parte de la saga de cocineros del emblemático local que abrió sus puertas en el año 1917, dijo adiós degustando las uvas en la praza Maior de la villa. Le tocó a la tercera generación. A la que ha tenido que afrontar, entre otras cosas, una pandemia que alejó a los comensales de las salas, o un cambio radical en el mundo de la gastronomía y en la forma de apreciar la comida de casa, la tradicional. «O meu fillo e a familia levábamos tempo barallando esta decisión. Xurdiulle una oportunidade e decidiuse», explica Tino Fandiño, hijo de los fundadores del restaurante. Fue una decisión difícil, afirma, porque pesan los años de inversión y el trabajo, además de la historia y el recuerdo de su madre, Lola Bouzas.

Casa Fandiño abrió sus puertas hace 104 años en la calle Vilanova, donde estuvo instalada durante muchos años. Lola Bouzas y Pepe Seara fueron el germen de un negocio que en sus inicios era ultramarinos y casa de comidas. Allí, los vecinos y visitantes compraban fideos, bacalao o tabaco, al tiempo que degustaban un caldo o una taza de vino, acompañados de callos o tortillas. Fue la destreza en los fogones de Lola lo que acabó derivando el local en un restaurante de cocina casera y tradicional. Porque el germen gastronómico precede a Casa Fandiño. Lola aprendió a cocinar en el bar que tenían sus padres en la villa. Allí, confesó en una entrevista a La Voz, aprendió con tan solo 12 años a hacer su famosa salsa para las almejas. Sus maestras en la cocina fueron su madre y su madrina. De ellas destacaba sus asados de pollo, su carne mechada, la perdiz a la cazadora o la gallina trufada. Y aunque era la cocinera, el nombre del restaurante viene del patriarca, de Pepe Seara, que era apodado Fandiño. Además de llevar la lección aprendida, Lola supo sacar provecho a su don y dejó para la posteridad y la memoria gustativa sus recetas de albóndigas de pescado, la merluza Fandiño, la lamprea estilo Loliña o los riñones.

A Lola y a Pepe también se les echó encima el paso del tiempo. Con más de 60 años como cocinera, tuvieron que cerrar hace años Casa Fandiño. Pero uno de sus hijos, Celestino Seara, Tino, sintió sobre sus hombros la responsabilidad de mantener la tradición, a pesar de que su vida ya había tomado un camino diferente. Llevaba 18 años trabajando como biólogo en el sector de la aguas minerales y lo dejó todo para cambiar la bata por el mandil. Así, en 2002 abrió Casa Tino Fandiño, para seguir con el patrimonio gastronómico iniciado por sus padres. No en vano, él había compartido junto a su madre los fogones del restaurante. Además, viajaba para descubrir nuevos productos y formas de cocinar por toda Europa. En este tiempo, Allariz fue creciendo y también su oferta gastronómica. Casa Fandiño vio crecer muchos proyectos políticos, sociales y económicos. Allí se reunían las personalidades de la villa y aquellas que venían de otras zonas, pero también era referente del turista y del emigrante que añoraba al volver a su tierra, aunque fuera de vacaciones, los sabores de toda la vida. Pepe Seara falleció en el 2006 y Lola en el 2016, a los 97 años; siguiendo Tino con el restaurante, ya sin el consejo de su alma máter.

A lo largo de este tiempo, Casa Fandiño ha recibido muchas distinciones, incluso un homenaje en la Feira do Doce e do Amendoado, ya que si conocida era su comida salada, no lo eran menos sus postres: el arroz con leche, la leche frita, los almendrados o las filloas rellenas. Siempre, cuidando la materia prima. En el 2013 hubo un nuevo relevo generacional. Xurxo Seara, hijo de Tino, cogió las riendas de Casa Fandiño, ya ubicada en la calle da Cárcel, a pocos metros del primigenio restaurante. Constantino cedió el timón a su hijo, que prosiguió con el negocio hasta el día 31. «Chegou o día de darlle a volta a chave. Despois de tres xeracións tomamos a decisión de pechar coa ansia de percorrer novos camiños fora da hostalería. Ímonos orgullosos do traballo feito! Orgullosos dos patróns: da Lola, do Pepe e do Tino! Orgullosos da familia que traballou para facer do Fandiño un lugar de referencia. Do José Ramón, do Juan Carlos, da Sabela, da Mari, do Brais», así se despedía el 1 de enero en redes sociales el mítico Casa Fandiño.