El alumno más longevo del campus: «Me gusta estudiar y siempre me consideré un fugitivo de la incultura»
ALLARIZ
Modesto Piñeiro llegó a ser directivo en el Banco Hispano Americano y durante sus años en Bilbao estuvo amenazado por ETA: «Me iban a matar»
25 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Cuenta Modesto Piñeiro, de 86 años, que siempre fue de familia humilde. Y que todo lo que consiguió fue a base de perseverar. Lo hizo casi sin estudios, pero ahora es el alumno más longevo del campus de Ourense, donde sigue cursando módulos de Derecho en un aula donde la mayoría de los alumnos podrían ser sus nietos. «Y no te creas que al verme se lo toman a risa, ni nada de eso. Ellos me respetan mucho», dice. No parece ahora el momento en el que eche el freno al hojear los libros. Enfrascado en nociones sobre Derecho Penal, Piñeiro se toma su particular revancha. Una revancha consigo mismo, eso sí. «Es una cuenta pendiente que tenía. Es que me tocó ponerme a trabajar desde muy joven, y a mí siempre me ha gustado aprender, estudiar», expone.
A Modesto, que nació en Allariz dos años antes de la Guerra Civil, se le daban bien los números. Estudió con los Salesianos en Antequera (Málaga) antes de volver a casa e iniciar un largo camino de idas y venidas por el norte y el este del país trabajando para el Banco Hispano Americano. Lo hizo mientras aprovechaba las noches para satisfacer sus ansias de conocimiento. «Trabajaba en el banco, luego hacía un par de contabilidades particulares para tener algo a mayores mientras promocionaba internamente, y luego intentaba buscar un hueco para estudiar antes de dormir», comenta.
Su primer salario fueron 25.000 pesetas mensuales. Desde Ourense a Viveiro, pasando por O Barco de Valdeorras y Barcelona, llegó a Bilbao en el año 1975. Desembarcó en la ciudad vizcaína tras conseguir el ascenso a director siendo el único gallego que aspiraba al puesto. El resto, eran vascos. Su antecesor en el cargo, Modesto Carriegas, fue víctima de un ataque terrorista de la banda ETA en el año 1979. Y al alaricano, tras su llegada, lo mantuvieron en su punto de mira.E Y en el banco me decían que, por mi bien, que me marchase. El caso es que me tenían fichado porque tenía un buen coche para la época, un Peugeot 505», explica. La banda, según cuenta Modesto, le realizó un seguimiento y modeló una estrategia inicial para secuestrarle, pero no lo lograron.
En tierras vascas estuvo cinco años, hasta el 1980, cuando inició una nueva etapa en Avilés. Por aquel entonces, en plena efervescencia de los movimientos sociales y laborales de las cuencas mineras en defensa de sus derechos. Modesto, nuevamente, aprovechaba las noches para estudiar en las instalaciones de la Universidad de Oviedo. Pero aquella aventura en Asturias fue efímera. Modesto perdió a uno de sus cuatro hijos y decidió cerrar el círculo volviendo a casa. Solicitó al Banco Hispano Americano regresar a la provincia para estar con los suyos y rebajó su rango laboral para enfilar la recta final de su carrera en una sucursal que había en Xinzo de Limia. Allí estuvo hasta que se prejubiló, con 62 primaveras y un hambre perenne por seguir conectado con el mundo académico, pese a que algo en él se había apagado. «Yo quise regresar a mi hogar para llorar a mi hijo», concreta.
En Ourense, donde encadena cinco años consecutivos cursando materias en la Universidade de Vigo por el programa académico enfocado a mayores, dejó a un lado los números y se embarcó en el aprendizaje de otras disciplinas. Le ha cogido el gusto a la literatura. «Para aprender Derecho tienes que saber sobre ello», razona. Pero además, se adentró en el mundo de la nutrición y de la medicina. «Me considero un fugitivo de la incultura. A mis hijos siempre les traté de inculcar la importancia de que estudiasen e hiciesen una carrera universitaria. En mi caso nunca quise parar de estudiar, y no creo que deje de hacerlo», dice. Sus hijos siguieron su consejo, y también heredaron su capacidad para entender las matemáticas. A Modesto le basta con verles bien. Con verles crecer. Mientras, él cuida su huerta de kiwis en Allariz y también su cabeza: «Yo siempre digo que estoy en mi penúltima juventud».
De las asignaturas de nutrición y salud a las de Derecho e Historia
Primero estudió Derecho del Trabajo Social. Después, Procesal. Y ahora, aborda Penal. La mente de Modesto Piñeiro siempre está despierta, y no hace distinción sobre las materias o áreas de aprendizaje. Cuando era joven obtuvo el título de Bachillerato, pero no llegó a matricularse en la universidad hasta que se animó a hacerlo en el campus de Ourense. Hay quien interpretaría que su ciclo de formación termina en el momento que ha finalizado la carrera o el posgrado que desea, pero el caso de Modesto escapa a esa lógica aparente del fin de etapa formativa. Quizá porque de pequeño no tuvo la posibilidad de escoger entre trabajar o estudiar, y porque la única alternativa que le ofrecía la vida para avanzar era encomendarse a lo primero, Piñeiro ha optado por dedicar el resto de su existencia a un aprendizaje constante. En los últimos años, además de haberse adentrado en el mundo de la salud, también le cogió el gusto al de las letras puras. «Además de cursar módulos de Derecho, que es una carrera que me encanta, también me matriculé en varias asignaturas de Historia, porque todo lo que absorbes tiene su relevancia y a mí me gusta mucho saber», cuenta.
Quién es
DNI. Modesto Piñeiro, nacido en Allariz en el año 1934, fue director de sucursales bancarias en el Banco Hispano Americano y, a sus 86 años, es el alumno más veterano en el programa de mayores de la Universidade de Vigo.
Su rincón. Elige la biblioteca del Liceo de Ourense, del que es socio y usuario habitual.