Un hombre que duerme

Tareixa Taboada OURENSE

ALLARIZ

MIGUEL VILLAR

Manolo Figueiras presenta «O soño sulagado» en el CSA Cambalhota de Allariz

06 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«La poesía entra en el sueño como un buzo muerto en el ojo de Dios», Roberto Bolaño.

El proteico artista Manolo Figueiras presenta O soño sulagado, colección de 11 obras en la que se desarrolla el tema del sueño a través de personajes tumbados, los durmientes o yacientes, en el local alternativo de reciente creación y activa programación CSA Cambalhota; centro social y espacio abierto, libertario y asambleario que surge para autogestionar inquietudes propias y fomentar el intercambio de opciones alternativas y bajo el lipograma CSA como expresión de libertad.

O soño sulagado surge como una idea para ilustrar el poemario de Celso Emilio Ferreiro, segundo libro de 31 composiciones publicadas en 1955. La riqueza en imágenes simbólicas y el prosaísmo crítico y su intención satírica despiertan el interés de Figueiras para inspirarse en la obra del hilozoísta celanovés. La impronta literaria está fuertemente arraigada a la obra de Figueiras de forma que se podría establecer un paralelismo entre la presente serie y la obra Un hombre que duerme, de Georges Perec, autor de culto y uno de los escritores más brillantes del XX francés.

En ambos lenguajes existe una reflexión existencial con carácter onírico. Ambos artistas plantean una autorreflexión entre las funciones del individuo y las disfunciones, tensiones y fisuras que se generan en su presencia en la realidad. En un entramado de lugares comunes y no lugares, de lo insignificante y particular a lo trascendental, «la fisicidad sobre la significancia o el uso». Así en la obra de Figueiras la disposición espacial de los protagonistas, el tamaño románico que elige para destacar en importancia jerárquica el elemento interesado o simbólico y su relación con los objetos en esta serie de durmientes que se vinculan en el engranaje narrativo y en el espacio en el que están insertos, le permiten reflexionar tanto sobre el tema de la identidad como sobre la memoria, el pasado y la sociedad, intermedialidad narrativa y expresiva en cuanto a que condiciona la parte emocional que el sueño libera.

La polisemia plástica de Figueiras en la écfrasis de la réplica, lo reinterpretado y lo falseado como elemento extralingüístico y metaplástico con sus alegorías y el uso del trampantojo del cuadro dentro del cuadro o sus personajes ambiguos que confrontan la soledad y las relaciones entre sexos con cierto ensimismamiento en escenas cotidianas e interiores íntimos en las que traspasa al espectador la nerviosa perversión del voyeur y la fascinación de lo reservado, dentro de un mundo de privada intimidad sin la intención erótica de Las durmientes de Courbet. Esta serie reciente adaptada cuya técnica revolucionaria mezcla la pintura al óleo con una base de talla de madera previamente realizada y que desde el humanismo y la sensibilidad del autor plantea la pérdida de la inocencia de la inspiración y el desaliento de las ideas frustradas. Incide en el plano psicológico realizando una reflexión propia de artista con un trasfondo onírico y cierto misticismo anárquico y laico. La obra en la que Marx es protagonista plasma una utopía fracasada. Constituye el fin de los ideales, la caída de la sociedad utópica en manos de un capitalismo carroñero. Recrea una escenografía a través de los personajes, la historia y la influencia surrealista y psicoanalítica. Así, como en el caso verbal de Perec, transfiere la temática existencialista a una colección de metáforas oníricas, sinestesia sensorial que transita entre el placer y lo trágico en un intento por ubicarse, volver la mirada hacia uno mismo y los demás renunciando a la épica competitiva del día a día en una negación a participar de la consolidación social del individuo en los roles que le han sido adjudicados, introspección incapaz de reconciliar el pacto social y el beneficio propio y burlar la trampa de la rutina para reescribir la tradición plástica como sujeto antónimo dramatizando la desidia, la subjetividad de la resistencia, el blues de la continuidad sin rebeldía ni espera ni deseo en la arbitrariedad del nudo narrativo más importante que el principio o el fin, sin referencias contextuales, atemporal.

Figueiras adormece la acción pero los sentidos se desatan y las sensaciones aunque los protagonistas estén acostados y estáticos, la velocidad sensorial, la intensidad, la tensión y el ritmo es vertiginoso. El enigma de la memoria que no idealiza en sus autorepresentaciones se convierte en símbolo sin el victimismo autocomplaciente de la ansiedad de la influencia que sugería Bloom.