«Utilicé el molino de Allariz para planificar una instalación deportiva»

edith filgueira OURENSE

ALLARIZ

Santi M. Amil

Su proyecto para dar vida a una edificación abandonada recibió un premio nacional

16 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Llevaba diez años trabajando en el área de la contabilidad hasta que la crisis la relegó al paro, como a tantas otras personas. «En ese momento me planteé si volver a buscar trabajo de lo mismo o estudiar lo que realmente me gustaba. Y comprendí que el trabajo es donde más tiempo paso al día, así que decidí arriesgar y, con los años de paro que me correspondían, empecé a estudiar Diseño de Interiores», explica Ledicia Veloso.

Nació en Ourense, en 1980, pero desde los dieciséis años vive en Allariz. En los últimos tiempos ha compaginado los estudios con el trabajo en una empresa de ebanistería y recientemente ha recibido el primer Premio a la Excelencia en Artes Plásticas y Diseño en su categoría. «La escuela está empezando a presentarse a más concursos porque se está dando cuenta de que abre puertas a los alumnos», explica sobre cómo le ofrecieron, desde la Antonio Faílde, presentar su proyecto.

«Escogí el molino del Allariz porque llevaba mucho tiempo queriendo hacer algo con él y se me ocurrió una instalación deportiva, para no hacer lo típico de siempre, que son cafeterías o tiendas de ropa. También investigué sobre la historia del edificio y sus características para planificar algo coherente que no rompiese de golpe con todo lo que significa el molino. Fue así como surgió la idea de un vestuario y sala de entrenamiento para el club de piragüismo». De este modo, Ledicia aprovechó la ubicación del edificio -al borde del río- para la funcionalidad que quería darle y las historias que le transmitían los alaricanos sobre el molino para documentarse. «De piragüismo yo no tenía ni idea antes de empezar el trabajo, así que me fui al club y les pregunté desde cuánto medían las piraguas hasta cuántos tipos de remo hay, así como las edades de la gente que practica el deporte para adecuar las instalaciones a niños y adultos».

Diferenció la sala de entrenamiento del vestuario y la zona para las embarcaciones, manteniendo siempre un equilibrio con los materiales y los colores de tal modo que las tonalidades tienen que ver con el agua y los árboles que rodean el edificio. Además, jugó con los volúmenes externos e internos y con el vidrio, para que la vegetación y la piedra no pierdan su protagonismo, ni durante el día ni durante la noche. «Sería totalmente sostenible porque coloqué una turbina para que el movimiento del agua genere electricidad y los materiales y componentes del interior son respetuosos con el medio ambiente», añade sobre el proyecto. La diseñadora también optó por dar multifuncionalidad a los espacios: que sirvan tanto para una reunión como para una clase teórica de los cursos de verano. O el aprovechamiento de la parte alta del edificio como terraza desde la que el entrenador pueda controlar, a lo largo del transcurso del río, si los piragüistas llevan una posición adecuada.

En cuanto a la formación, Ledicia considera que está muy bien enfocada porque no se centra en la decoración, sino que está orientada a cómo distribuir los espacios, la dirección de obra y los tipos de instalaciones adecuadas para cada necesidad. «Salimos con una formación muy buena. Yo he estado trabajando fuera, en un estudio de arquitectura e interior, y no noté que tuviera carencias de ningún tipo. Pero sí es cierto que aquí nos tienen encasillados en la decoración aunque realmente hemos adquirido capacidades para mucho más», lamenta respecto a la situación de la profesión en España.

Sin embargo, lo que le toca ahora es disfrutar de lo conseguido. Ledicia cuenta, con pies de plomo y en bajito, que el Concello ya ha mostrado interés por el proyecto. Y aunque todavía no se lo cree, espera que se pueda llevar a cabo. La pega principal es la financiación, como viene siendo habitual en estos tiempos, pero lo que más le gustó fue que el club de piragüismo le diese las gracias y se entusiasmara con lo que podría ser su futuro espacio de entrenamiento. «El premio te sirve económicamente y para subirte la moral por lo que supone el reconocimiento a nivel nacional», finaliza esperanzada.