«Salir es fantástico, pero ¿quién va a poblar nuestras aldeas en el futuro?»

mar gil OURENSE / LA VOZ

ALLARIZ

Javier, en el canal Elandsgracht de Ámsterdam, la ciudad donde vive, aunque trabaja en La Haya.
Javier, en el canal Elandsgracht de Ámsterdam, la ciudad donde vive, aunque trabaja en La Haya.

Su conciencia crítica mira a Galicia, tras 10 años fuera, para aplicar lo aprendido

23 may 2016 . Actualizado a las 07:37 h.

Javier González López es un alaricano nacido en Gijón en junio de 1989. Uno, dice remedando a Max Aub, «es de donde hace el bachillerato, y yo he crecido y vivido toda mi niñez y adolescencia en Allariz».

A los 17 se fue a Salamanca a cursar Periodismo, etapa que incluyó un año en el sur de Bélgica. Fue el inicio de un periplo que lo ha llevado por Ghana, Ourense apenas unos meses, Belfast (Irlanda del Norte), Cisjordania e Israel, Exeter (Inglaterra), Marruecos, La Haya y Ámsterdam. En los Países Bajos vive su momento actual, trabajando, con una beca de la Agencia de Cooperación Internacional, en el departamento de cultura de la Embajada de España en La Haya.

Javier participa en la organización de actos y en labores de diseño gráfico y comunicación. Trabaja también en el mundo del diseño y, desde hace unos años, en su faceta artística: «Suelo recuperar objetos y espacios de todo tipo, desde verjas a escaparates, y llenarlos de formas, color, versos o letras de canciones».

Con ese sello personal fue tomando decisiones desde la adolescencia: «Determinadas construcciones sociales nos empujan a tener que tomar decisiones supuestamente vitales con la edad del pavo, como estudiar una carrera. Sería mucho más sencillo que eligiésemos nuestro futuro conscientes de lo que nos gusta y de las salidas reales, y no al azar; los jóvenes necesitan que les hablen, que les expliquen? y la sociedad adulta debería arrimar el hombro».

Una de sus primeras decisiones fue irse a Ghana al finalizar Periodismo: «Fue algo que necesitaba, no sabía muy bien por qué en ese momento, pero el tiempo me confirmaría mi especial relación con ese continente: gente sencilla que vive con lo mínimo y disfruta sin grandes agobios».

En Belfast trabajó en una galería de arte e hizo su primer documental, aún inédito, en el barrio de Falls Road. «Creo que la conciencia social y la empatía por los pueblos explotados social, económica o intelectualmente han sido una constante en mi vida. Pasé dos meses entre Cisjordania e Israel. Comprobé que, cuando el conflicto entra en escena, la población israelí sufre de ese mal histórico que es la utilización por parte de las élites económicas de las diferencias sociales para crear segregación y enfrentamiento? De este viaje salió una exposición llamada «Palestina», que recorrió la provincia de Ourense.

Ese viaje lo marcó tanto que sintió la necesidad de ampliar su campo de estudio. Cursó entonces un máster en Relaciones internacionales en la Autónoma de Barcelona: «El máster, al igual que la carrera, me pareció enfocado a un modelo social, laboral y académico donde las problemáticas sociales y globales quedan enterradas por los intereses económicos y la pedantería académica de los «trabajos científicos».

En Barcelona filmó su segundo documental, «Ca l?Africa», sobre la situación de la comunidad africana en la ciudad. En Exeter ejerció de joven con máster que friega platos y, después de un breve paso por Marruecos, recaló en La Haya.

Después de 10 años fuera de Galicia, piensa en volver «una temporada». «Creo que salir de tu tierra es fantástico, la profundidad de miras que te da viajar, establecerte en un lugar nuevo, conocer y convivir, pero hoy es posible comunicarse y hacer de todo desde cualquier sitio, por eso la pregunta es ¿quién va a poblar nuestras aldeas en el futuro? Creo que hay muchísimas cosas por hacer en Galicia y me gustaría poner en marcha todo lo aprendido en estos años».