«El fútbol fue lo que nos unió»

Fina Ulloa
fina ulloa OURENSE / LA VOZ

ALLARIZ

MIGUEL VILLAR

Nueve firmas venden sus exclusivos complementos en toda España

20 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Gente emergente Sarai Rey Fiúza y sara pato garcía

Sarai Rei Fiúza nació en febrero de 1989 y se graduó en Educación Primaria. Sara Pato García vino al mundo en enero de 1993, licenciada en Educación Social tiene además el titulo de Monitora de Ocio y Tiempo Libre. En marzo de este año pusieron en marcha Dopra, un taller de diseño y confección de bisutería y complementos hechos a mano.

Sus aficiones

Sarai es de A Peroxa, pero vive en la capital ourensana. Sara es de Allariz y allí reside. Ambas coincidían en una de aspiraciones infantiles -querían ser peluqueras, aunque luego optaron por otras carreras- y las dos estudiaron en el campus ourensano, pero no se conocieron hasta hace dos años y en un escenario bien distinto: los campos de fútbol. «El fútbol fue lo que nos unió. Nuestras parejas jugaban en el mismo equipo y nos veíamos en las gradas cuando íbamos a acompañarles. Así que poco a poco fuimos haciendo piña, junto con otras chicas», narra Sara. «Luego, al ir conociéndonos nos fuimos uniendo más entre nosotras; afianzando la relación. Descubrimos que tenemos mucho en común, los mismos gustos, así que quedábamos más», amplía Sarai.

Entre esas aficiones compartidas estaban los complementos, la moda y el diseño así que, aunque ninguna de las dos había enfocado su formación por ese camino, decidieron probar suerte creando su propia empresa. Lo que las empujó a ello fue una razón doble: Sarai, que ya estaba trabajando se quedó en paro «y Sara fue la que realmente animó para montar algo entre las dos, y me fue convenciendo porque yo al principio era bastante reacia», recuerda. «Nos gustaba la idea de crear algo juntas y de hacer de esto nuestro oficio», apunta Sara. Cuentan que muchas veces habían hablado de esa posibilidad, «aunque lo planteábamos no como algo inmediato, sino a más largo plazo».

A pesar de los temores y dudas iniciales, Dopra, que así se llama su iniciativa empresarial va viento en popa. En apenas tres meses sus creaciones, absolutamente originales y exclusivas -porque nunca hacen dos modelos iguales- están en los escaparates de nueve firmas españolas. Gracias a ellas, sus diseños se venden no solo en territorio gallego, sino en Madrid, Oviedo, Marbella, Málaga, Fuerteventura y Tenerife. Y siguen llegando correos. Bilbao y Zaragoza son los próximos destinos. La tienda online de su web, además de facilitar otros encargos particulares, ha servido de carta de presentación para los primeros contactos comerciales con esas empresas de moda y complementos.

La buena acogida del proyecto de estas dos jóvenes ourensanas no les permite todavía vivir en exclusiva de la empresa. «El mes pasado nos dimos un caprichito y sacamos cada una sesenta euros», cuenta entre risa Sara. «De momento, todo lo que ganamos es para invertir en materiales», amplía Sarai.

Pero ambas son optimistas de cara al futuro y de hecho ninguna de las dos se plantea abandonar el proyecto, aunque hay matices cuando se les pregunta qué harían si se les planteara la ocasión de ejercer el trabajo para el que se han formado. «Ahora mismo te diría que no. Yo hice magisterio porque en su día no podía ir a Santiago para poder hacer Historia del Arte, que era lo que realmente quería hacer. Es cierto que me gustan mucho los niños y si no tuviera alternativa claro que trabajaría con ellos; es un buen trabajo, aunque tampoco es como lo pintan», asegura Sarai. Su socia tampoco se plantea dejar la empresa «aunque mi profesión de educadora social me encanta; pretendo compaginar ambas». Sara, que se reconoce como una persona apasionada en todo lo que hace «y un poco impaciente», sueña con que Dopra siga creciendo «y podamos vivir de ella plenamente».

Sarai, por el contrario, anota la paciencia como una de sus virtudes pero no le va a la zaga en el sueño. «Espero que dentro de diez años sea una marca conocida internacionalmente. Me gustaría poder abrir una tienda física propia y ampliar el taller, y también contratar algo de personal para que nos ayude. A veces bromeamos con que dentro de unos años podremos viajar por todo el mundo gracias a la empresa. Y una idea que no me desagrada para nada», concluye.

«La situación está difícil, pero a mucha gente le falta iniciativa»

Los comienzos nunca son fáciles y tampoco lo fueron para Sara y Sarai, que confiesan que cuando calcularon la inversión inicial para material se llevaron un buen susto. La familia les echó una mano y aprovecharon las reducciones de cuotas de autónomos para menores de 30 años. Dicen que encontraron comprensión en todas las puertas a las que tocaron. «Desde la gestoría al banco, el fotógrafo o el chico que nos creó la web, e incluso algunos proveedores, nunca nos pusieron problemas para facilitarnos los pagos», cuenta Sarai.

Ambas reconocen que el momento no es el mejor posible «pero tampoco tan malo como lo presentan, y a muchas personas les falta iniciativa», apunta Sara. Su compañera comparte su opinión. «Aunque la situación actual no es tan buena como hace años, los jóvenes estamos un poco acomodados. Hay gente que prefiere quedarse en casa esperando a que le llegue la oferta de trabajo que le guste» opina.