Un milagro

Fina Ulloa
Fina Ulloa RECANTO

A VEIGA

30 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

En esta provincia nuestra, tan acostumbrada a ser líder en los indicadores negativos y verse relegada al farolillo rojo en las estadísticas positivas, surgen a veces ejemplos de superación -o de cabezonería- que hace florecer la esperanza sobre nuestra supervivencia como pueblo. Uno de esos rayos de esperanza nace en una pequeña y montañosa franja del territorio marcada por un eje imaginario entre A Veiga, Viana y Vilariño de Conso. No es un triángulo, pero sin duda, es mágico. Entre esos tres municipios suman la mayor parte de las explotaciones ganaderas extensivas de la provincia; algunas de ellas incluso pueden presumir de liderar en número de cabezas los ránking autonómicos. En tres concellos que apenas alcanzan los cinco mil habitantes -y más del 32 % están en la tercera edad- al menos medio millar de personas han hecho de la ganadería su medio de vida; y eso es como para echarse a llorar de emoción. Y de agradecimiento, porque la gesta tiene mucho más mérito del que puede parecer a simple vista. Hablamos de municipios en los que para acudir, por ejemplo, a un hospital para hacerse una prueba o revisión (o para que el niño pueda estudiar música en un conservatorio oficial) tienen que hacerse más de cien kilómetros en coche. Hablo de kilómetros de los de verdad, de esos que ves avanzar metro a metro y tardan en recorrerse más de una hora -o dos, dependiendo del pueblo de partida- porque por esos lares autovías no hay. Ellos son el milagro ourensano, aunque no se lo reconozcan con premios a la ourensanía.