Cecilia Fernández: «Mi vida la componen un cúmulo de casualidades, por suerte afortunadas»

María Doallo Freire
maria doallo O BARCO

A RÚA

Palma Roca

Tras trabajar ocho años con Rafael Palacios, en el 2018 decidió abrir su propio negocio

04 abr 2019 . Actualizado a las 14:12 h.

A Cecilia Fernández (Valencia do Sil, 1980) la avala una larga trayectoria en diferentes bodegas de España. Desde sus prácticas de la carrera en La Rioja hasta llegar a compartir más de ocho años en las bodegas de Rafael Palacios. Conoce las uvas en todas sus etapas, de ahí que decidiese abrir su propia consultoría de enología en A Rúa, en el 2018, algo que la ha llevado incluso a compartir proyecto con el enólogo estadounidense Paul Hobbs.

-¿Qué trabajo desempeñan desde la consultoría?

-Hacemos analíticas y asesoramos a distintas bodegas. En esta zona hay muchas bodegas de tamaño muy pequeño que no pueden cubrir ciertas necesidades, por ello ofrecemos el alquiler de una hidrolimpiadora de agua caliente para lavar barricas y de una máquina de vapor y de ozono. Tenemos también un espacio de venta de vino para bodegas que no tienen representación por la zona, pues le damos visibilidad para vender su vino sin ser directamente desde la bodega. Ahora también cuento con dos personas para hacer servicio directo a bodegas, si un día necesitan embotellar, pues les mando a un empleado.

-¿Cuál ha sido su formación hasta llegar a donde está hoy?

-Pues mi vida la componen un cúmulo de casualidades, por suerte afortunadas. En un principio quería ser matemática hasta que llegado el momento de decidir cambié de opinión. Más tarde no entré en Ciencias del Mar por lo que me metí en Biología con la idea de cambiarme en el segundo ciclo, finalmente me gustó bastante la carrera y decidí terminarla. En los últimos años dábamos Microbiología Aplicada y con ella empezamos a hacer visitas a bodegas, ahí comenzó a llamarme la atención este mundillo. También hice prácticas durante el verano en el Consejo Regulador de la D. O. Valdeorras como veedora -persona que controla entrada de uva en la bodega- y me gustó tanto que decidí irme a La Rioja a estudiar Enología. Después de prácticas y pequeños contratos en distintas bodegas del Bierzo y de Valdeorras, un día me encontré por la calle con Rafael Palacios y me dijo si quería trabajar con él y acepté encantada. En el 2016 tuve a mi hija y decidí que la vida que llevaba no era compatible con una niña, así que dejé de trabajar y en el 2017 me di de alta como autónoma y empecé a poner en marcha la consultoría. En mi vida he tenido muchos saltos y me han pasado muchas cosas buenas, porque realmente nunca he hecho una entrevista de trabajo

-¿Cómo va la consultoría?

-Pues bien, abrimos oficialmente en julio del año pasado y ahora mismo trabajamos con cuatro bodegas. La idea no es crecer excesivamente sino ir poco a poco. Nosotros, como consultoría, intentamos resolver todos los problemas de nuestros clientes y dar las pautas totalmente personalizadas a sus intereses y objetivos. Trabajamos en colaboración.

-¿Cómo compagina ahora el ser madre con ser autónoma?

-Soy la que está más tiempo fuera de casa, pero sí que es verdad que lo bueno de trabajar para uno mismo es que yo marco mis horarios y mis días libres, así lo llevo muy bien.

-¿Se imaginaba llegar aquí?

-Pues sí y no, siempre me apeteció trabajar en bodega y creo que esto es un paso previo para finalmente lanzarme a hacer mi propio vino. Esto era un paso natural porque me gusta mucho lo que hago y sé cuál es el fin al que quiero llegar, tener la mía propia.

-¿Se ha encontrado con prejuicios en su oficio por ser mujer?

-Sí que he tenido problemas, más que como enóloga en sí, como trabajadora en vendimia o en bodega. En ciertos trabajos te ponen en duda por ser mujer y recuerdo perfectamente la frase del propietario de una bodega: «¿La chica esta es válida?». Por ser mujer tengo que demostrar que valgo y no debería de ser así.