El parque jurásico que no pudo ser

María Cobas Vázquez
María Cobas O BARCO

A RÚA

Hace más de veinte años el entonces alcalde de A Rúa quiso poblar O Aguillón con una veintena de dinosaurios, pero la oposición lo frenó

21 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace veintidós años el estreno de Parque Jurásico, la película de Steven Spielberg sobre la novela de Michael Crichton, revolución las taquillas cinematográficas. Aquellos bichos peligrosos se convirtieron en tema de conversación, y de interés. La gente quería saber más. Y los bichos atraían. Se montaron exposiciones. Se editaron libros. Salieron colecciones. Y hasta estuvo a punto de crearse un parque jurásico en plena comarca de Valdeorras. Lo intentó el entonces alcalde de A Rúa, Vicente Solarat (ahora presidente del consejo regulador de la denominación de origen); pero le frenó la oposición. Gobernaba en minoría (tenía seis ediles, frente a los siete que sumaban PP, PSOE y BNG) y no consiguió los apoyos del pleno para crear su propio parque jurásico en pleno Aguillón.

Veintidós años después, Solarat todavía tiene frescos los detalles de aquel proyecto. Y con la perspectiva de los años lo sigue defendiendo. Sí, era una fuerte inversión (36.000 euros, seis millones de pesetas en aquel entonces), pero habría marcado la diferencia entre A Rúa y el resto de municipios, asegura. ¿Cómo? «Un parque infantil como el de san Roque o Fontei, por poner dos ejemplos, vale ese dinero, y es una cosa repetida en cualquier sitio. Un parque recreativo de dinosaurios sería algo distinto, y con lo que tiraba entonces la peli de Spielberg habría atraído a mucha gente», defiende Solarat.

Su idea surgió en una visita a Santiago para una reunión con el entonces presidente de la Xunta, Manuel Fraga. En Compostela había una exposición sobre dinosaurios. Eran una veintena de bichos reproducidos a escala que había creado una empresa valenciana que diseñaba fallas. «Le pregunté precios y el responsable me dijo que para evitar volver con ellos para casa los dejaba por seis millones de pesetas», rememora. El precio le pareció ajustado, y con su dosier regresó Solarat a A Rúa para buscar el apoyo del pleno (trámite necesario para hacer una inversión tan alta). Pero no tuvo suerte. La oposición dijo que no. Y no solo ellos. También los ecologistas. Solarat recuerda un escrito de la Sociedade Galega de Historia Natural que rechazaba el proyecto porque «el tírex de mandíbula batiente (las réplicas eran animadas) generaría estrés al somormujo crestado», un ave común en O Aguillón rués.

Solarat sigue defendiendo el proyecto. Y se lamenta de no haber insistido más. «En aquel momento, había una oposición permanente de la oposición -recuerda-. Igual si hubiésemos insistido más, lo hubiésemos conseguido al año siguiente». Más suerte tuvo con su proyecto de poner un géiser en medio del embalse. «No tuvo que pasar por el pleno, así que lo instalé», dice. Funcionó apenas unos meses. La estructura todavía está en medio del agua.