A la conquista de Latinoamérica

María Cobas Vázquez
MARÍA COBAS O BARCO

A RÚA

CEDIDA

Desde agosto, el politólogo y comercial José Ramón Pérez busca en Chile abrir mercados para su empresa gallega

09 mar 2015 . Actualizado a las 12:25 h.

Habla poco después de disfrutar de un baño en la piscina al aire libre. Empieza, pues, apuntando una de las cosas positivas que puso sobre la balanza cuando hace poco más de un mes emprendió viaje de nuevo hacia Chile. Dejaba el duro invierno valdeorrés para disfrutar del verano. No es mal trato. Regresaba Ramón Pérez a Chile después de pasar la navidad en A Rúa. Volvía al país al que llegó el pasado agosto de mano de su empresa, la compostelana Tecnologías Plexus S.L. Es un expatriado, una forma de emigración cada vez más de actualidad, al aumentar las empresas gallegas que buscan nuevos mercados fuera de nuestras fronteras.

Pérez es el delegado comercial de una firma que rastrea en Latinoamérica nuevos clientes. «Vendemos sistemas de información y soluciones TI para hospitales, oficinas de empleo, hoteles...», explica. La elección del país de referencia fue su seguridad jurídica, pero su mercado potencial está también en Brasil, Argentina, Perú... Desde Santiago se mueve a donde haga falta. También, claro, para hacer turismo aprovechando la estancia.

Cuenta de Chile que le llama la atención la diferencia entre clases sociales. «Aunque no hay una pobreza extrema, sí hay mucha diferencia entre las clases altas y bajas», explica. Y eso se ve sobre el territorio. «En el centro de Santiago no vive nadie, es el centro financiero y administrativo, y los fines de semana se queda vacío. En los barrios altos, los más cercanos a la cordillera, viven los ricos; y, en dirección al Pacífico, la gente más pobre», señala. Está también Providencia, un barrio emergente poblado de una clase social también emergente, la clase media, «integrada por gente joven, con estudios, que trabaja para empresas extranjeras». Sopesa mudarse allí. Un lugar en el que cree que será más sencillo entablar relación con los lugareños. Los chilenos no tienen una «cultura de bar» tan amplia como la nuestra, aunque resalta los locales con encanto de Bellavista o Lastarrías. Allí prefieren los quinchos y asados, como fiesta familiar. «Me encantan, pero claro, hasta que no te conocen no te invitan», ríe. Eso va también con el carácter. «Son gente desconfiada, incluso secos en el trato, son un poco como los gallegos; aunque después muestran alta dosis de dulzura cuando tienen confianza», añade.

Hay más cosas positivas. Destaca «la increíble naturaleza andina, o la originalidad de Punta Arenas; o la Patagonia pacífica con las ballenas». O el volcán que hace tres meses escaló con unos amigos, y que la pasada semana entró en erupción. La fuerza de la naturaleza es así. Lo sabe desde que llegó. En su segundo día vivió un terremoto de grado 6,2. Anécdotas.

En Chile está, pero va a volver. En principio en agosto. Ya tiene billete. No es casualidad que lo haga coincidir con las fiestas de verano, las más importantes (las más divertidas también) de A Rúa. Sobre si será un punto y final a su aventura americana o un punto y seguido, todavía no lo sabe. Sí sabe que Galicia será el destino en el futuro. «Yo creo que todo el mundo quiere volver a desarrollarse en su tierra», señala. Lo de viajar «es temporal». Mientras la situación económica del país no lo permita, sigue conociendo mundo. «Me adapto rápido a la gente y el entorno», dice.

Trayectoria vital

Nacido en 1980, comenzó sus estudios en el Manuel Respino de A Rúa para después pasar por el IES Cosme López. Una profesora le recomendó estudiar Ciencias Políticas para aunar su gusto por la Historia y la preferencia de sus padres hacia el Derecho. Acertó. «Me gustó mucho», dice. Le llevó, además, en su último año de Erasmus al Instituto de Estudios Europeos de Cork (Irlanda). Claro que otra cosa fue el mercado laboral. En 2003 «no trabajaba de politólogo nadie». Comenzó el doctorado y se sacaba un dinero como camarero, hasta que en 2005 se fue a Praga con una beca Leonardo para trabajar en una consultora. Regresó en 2006 para entrar en una importadora de pescado; hasta que en 2009 recaló en Santiago, como politólogo. «Por fin», señala. Un año entre París y Casablanca le devolvió a Galicia, y entró a formar parte del gabinete de comunicación de Pachi Vázquez, hasta 2012.

La posibilidad de escuchar y besar a Isabel Allende

En la capital vive la mitad de la población del país, y concentra las instituciones, por lo que «es fácil acabar en un centro social de una comuna municipal viendo una charla de la presidenta del Senado e hija de Salvador Allende, Isabel, y darle un beso a la salida junto a las señoras del barrio», cuenta. Y añade: «el pasado convulso de Allende y la dictadura también me atrae como politólogo, las heridas siguen abiertas y el fenómeno social es muy curioso».