«El año pasado tuvimos peregrinos de más de cincuenta países en Ourense»

p. seoane OURENSE / LA VOZ

A GUDIÑA

miguel villar

Este año cumple un cuarto de siglo un colectivo que fue determinante para la recuperación de esta ruta

16 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El cuarto de siglo de la asociación Amigos Vía Plata - Camiño Mozárabe es el de la recuperación de esta ruta de peregrinación a Santiago de Compostela. José Luis Rodríguez Cid es el actual presidente de un colectivo que, según explica, tiene su núcleo de origen en un grupo de animosos, entre quienes cita a Pepe Pavón, José Antonio Quintas y Óscar Sánchez, «que empezaron en los ochenta con la perspectiva del Pelegrín en el año 92, que fue un momento clave».

-Ahora se ve todo muy consolidado, pero entonces...

-Entonces, nada de nada. Pero si en la Alameda hubo en su tiempo un hogar de peregrinos, el de San Roque, tampoco parecía descabellado pensar en una ruta a Santiago. El responsable diocesano del camino remitió a los primeros miembros de la asociación a Eligio Rivas, el paúl de Os Milagros. Fue providencial. Tenía libros sobre los caminos de los segadores para ir a Castilla. Y ahí se puso la base.

-¿Cómo fue el proceso?

-Lo primero fue implicar a los alcaldes de la ruta. En 1996 hubo una reunión, con Manuel Cabezas de anfitrión, en la que se acordó hacer una peregrinación reivindicativa. Creo que aquel acto marcó el antes y el ahora.

-¿Haría falta dinero, no?

-Fue determinante el apoyo de la Diputación. Pagó las primeras piedras de la señalización, hechas por un cantero, con sus flechas, estrellas europeas, bastón y concha. Ahí empezamos a poner el camino en el mapa. Luego vino el Xacobeo y la uniformidad. Es una satisfacción ver lo hecho, cómo cualquier peregrino que entra en A Gudiña encuentra todo señalizado, o quien se sitúe en el puente romano no tiene pérdida. Nuestro trabajo fue pedir y estar encima de las administraciones, para poner en valor lo nuestro.

-¿Qué dice cuando, a modo de reproche, oye que con el camino francés no se compite?

-Es que no se trata de rivalizar. Lo que se buscó y se logró fue recuperar un trazado que tenía sus propias huellas. Internacionalmente era sabido que había un monasterio en Oseira, donde al peregrino se le daba cobijo, pero no había un camino señalado que condujera llevara por allí. Es una satisfacción ver el resultado de tantos esfuerzos, sin olvidar que personas como el cura párroco de Bandeira, José Espiña, se implicaron mucho. Eligio Rivas ha sido fundamental, se implicó hasta el extremo de buscar ayudas para colocar dos grandes cruces de madera que ya son una referencia en la provincia.

-¿Qué tal va de caminatas?

-Ya estaba en esto cuando hice el camino francés desde Roncesvalles. Hace falta un mes, pero lo repartimos en cuatro años, a semana por año. Cayó el francés, el del norte por la costa desde Hendaya; la ruta completa desde Sevilla, no pude por tiempo, pero también la de Fisterra, la portuguesa y el camino de invierno, que tratan de potenciar por O Barco y la Ribeira Sacra. El nuestro lo recorremos todos los años para ver su estado. Repintamos y hacemos lo que sea para mantenerlo. Nos gusta que la ley de patrimonio por fin haya reconoce el nombre de camino mozárabe - vía de la plata, que es el correcto, y no camino del sudeste.

-¿Cuál es el número ideal de personas para una caminata?

-Cuantas más, más complicado. Lo ideal es no pasar de doce.

-¿Ve la ruta como una fuente de riqueza para la provincia?

-Cuando empezábamos no había ni un albergue. Hoy hay en todas partes y, algo que es significativo, muchos de tipo privado. El año pasado tuvimos peregrinos de más de cincuenta países.

-¿Comparte la idea de que el peregrino pasa, sigue su camino y no deja ni un euro aquí?

-Vendemos ciudad. Promocionamos Ourense. Es una ventana al mundo. A Santiago hay 102 kilómetros, una distancia perfecta para hacerlo en cuatro o cinco etapas y conseguir la compostela. No todo el mundo puede venir desde Sevilla. Cada día hay más personas que pernoctan aquí. Hemos convencido a muchos colectivos nos contactan para que duerman aquí tres noches y hagan el recorrido en cuatro o cinco días. El trazado de la autovía permite caminar y regresar en bus, o en coche, para asearse y salir a los vinos, hacer compras, o a las termas. Claro que se nota la presencia.

«Hay gente que llega a Astorga y vuelve atrás para poder venir a la ciudad»

José Luis Rodríguez Cid no pierde ocasión para recordar que la ruta que pasa por Ourense es «la que utilizaban los mozárabes, en la época de la invasión de Andalucía, cuando oían campanas de que en Santiago había aparecido la sepultura del apóstol Santiago: empezaron a escapar», dice, metido en el papel de promotor y espontáneo divulgador.

-Cuando los árabes descubren la vía augusta de Mérida a Astorga, empedrada, empieza a denominarse de la plata, no por el mineral, sino por ser ancha y así balat derivó hacia plata. Con los conocimientos de Eligio Rivas, estudioso fundamental para nosotros, arrancó la recuperación.

-De todas formas, definir la ruta no fue un camino fácil...

-Hubo su momento. Hasta Zamora no había dudas, pero un poco más adelante se desglosa el camino en dos variantes. Una llega hasta Astorga por la calzada romana y enlaza con el camino francés. La otra entra en Galicia por La Canda, con lo que el peregrino ahorra dos días. Este camino fue utilizado por los mozárabes en su día y existen vestigios que lo reafirman.

-En su día tuvieron sus más y sus menos con Astorga.

-Hubo, pero aquellos recelos están olvidados. Incluso diría que ahora hay gente que llega a Astorga y luego regresa para poder venir a Ourense. Desde que no conozco me resulta muy atractivo, y lo comento, cómo un arcipreste de Córdoba entró en su día por A Gudiña y Campobecerros y dejó un relato en la capital andaluza donde anotó que llegó a la ciudad, fue atendido al amparo del obispo de Ourense y para lavar los pies le llevaron agua de unas fuentes llamadas burgas, con dos caños. Y que de una salía agua tan caliente que no se podían meter manos ni pies, y que los vecinos usaban para limpiar las uñas de las patas de las vacas.