Los vecinos y los turistas decidieron resguardarse durante el día y salir al oscurecer a disfrutar de la ciudad, cuando las temperaturas fueron más suaves y llevaderas
04 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.El jueves fue un día de calor, pero ayer la capital y casi la totalidad de concellos de la provincia superaron sus marcas, batiendo récords de temperatura. Todos rozaron los 40 grados, pero hubo algunos como Leiro, A Arnoia, Verín o la capital que los superaron. A primera hora de la tarde de ayer sus calles se quedaron vacías, a pesar de ser día laborable. En la capital pocos y atrevidos salieron a dar un paseo. Entre ellos los turistas, obligados por su condición que, dentro del Tren das Termas y con las ventanas abiertas, hacían lo que podían con sus abanicos. Ni las terrazas con ventiladores de agua atrajeron a los fumadores que ayer ahorraron más de un pitillo. Sí hubo gente en las piscinas o a orillas del Miño, pero mucha menos que en jornadas anteriores, porque tomar el sol era casi una temeridad.
El contrapunto estuvo en la noche. La bajada paulatina y leve de las temperaturas según avanzó la tarde fue animando a muchos a disfrutar de la llegada del fin de semana. Los bares del casco antiguo sin aire acondicionado abrieron sus puertas para dar aspecto de amplitud y fresco, aunque fue necesario sacar más de un ventilador para hacer llevadero el pincho y el refresco. Los que estaban acondicionados, sin embargo, cerraron para no dejar pasar ni un grado más. Fueron los preferidos para los que, a pesar del calor, quisieron disfrutar de la noche ourensana sin sofocos.
Hoy se puede vivir una situación similar, aunque seguramente muchos huirán del calor buscando destinos de playa o de interior más frescos. Ya no habrá alerta roja, pero las temperaturas seguirán siendo muy altas en la provincia, con máximas que en algunos puntos superarán los 35 grados, aunque en la capital sí que podrá llegarse de nuevo a los 40. Ayer fue una jornada de récords en todo Ourense. La semana que viene la meteorología dará un respiro, aunque como ayer decían muchos ourensanos: «No importa, nosotros ya estamos más que acostumbrados».