
Los ourensanos maximizaron todas sus debilidades en una noche nefasta. Algo huele a podrido en ... por Andrés H.-Cachalvite
11 mar 2025 . Actualizado a las 22:56 h.El Club Ourense Baloncesto tocó fondo en el pequeño polideportivo Alameda, de la localidad de Morón de la Frontera. Si caer ante el poderoso Estudiantes podía entrar en las cábalas de cualquier analista o aficionado, la impotencia exhibida en la cancha del último clasificado vino acompañada de signos muy preocupantes para un equipo que ha perdido el norte y sus señas de identidad: 89-59.
Si había un pecado que no podía cometer el conjunto ourensano en tierras sevillanas era el dejar que el colista se lo creyera. Y el intercambio de canastas que duró hasta el ecuador del período inicial se rompió por el lado más débil, el de los reiterados fallos visitantes en los lanzamientos a canasta, aliñados por pertinaces pérdidas de balón. Cinco puntos consecutivos de Aanen Moody nivelaron de nuevo la contienda, pero un parcial de 7-0 hurgó en la falta de confianza de los hombres de Moncho López, dirigidos una semana más desde la banda por Diego Gómez y Xoel Folgueiras. El 19-12 escenificó muchas carencias de los cobistas y también la convicción de que debían reaccionar pronto.
Pues no, el segundo acto aún fue más desalentador, porque los ourensanos no encontraban el aro rival. Aún empeoraron lo visto en la primera entrega, aportando solo 10 puntos y marchándose al intermedio con un descorazonador 43-22. El lastre del 8 de 31 en tiros de campo era agudizado por 13 pérdidas de balón y solo Ben Krikke, en otra discreta actuación, fue capaz de anotar seis puntos antes del intermedio. Para completar el desastre, los jugadores con mayor capacidad atlética del oponente —Kouadio, Norris y Vinicius Da Silva— campaban a sus anchas.
Quedaba el clavo ardiendo del paso por los vestuarios, para que alguna chispa reflotara el ánimo de un COB tambaleantes. Ni por esas. Un Kouadio al que conocieron en Ourense en fase de formación elevó los guarismos del electrónico al 55-30 y no mucho más tarde a un vergonzante 60-34. Game over.
El último episodio arrancó con un 73-42 y fue un castigo más psicológico que de baloncesto en sí. Moncho López ya habló de las caras de sus jugadores en el desenlace de la pugna contra el Estudiantes y, en la localidad sevillana, volvieron a ser un auténtico poema. Mientras el farolillo rojo parecía portar un anillo NBA, los cobistas deambulaban sin rumbo por la cancha. Toca levantar la cabeza.
MORÓN (89): Marín (2), Kouadio (14), José Ángel Jiménez (3), Norris (19), Da Silva (12) —quinteto inicial—, M’Madi (15), Santana (8), Guille Jiménez (2), Tamba (4), Martínez (0), Burgos (0) y García (10).
COB (59): López (0), Brito (8), Sergio Rodríguez (5), Krikke (6), Gill (0) —quinteto inicial—, Moody (9), Mendikote (10), Samu Rodríguez (7), Fernández (0), Ogunsipe (11) y Lisboa (3).
PARCIALES POR CUARTOS: 19-12, 24-10, 30-20 y 15-17.
ÁRBITROS: Baena Criado, Gómez Luque y Acevedo Pereira.
INCIDENCIAS: Pabellón Alameda (Morón de la Frontera). Buen ambiente, con la afición volcada en las reducidas instalaciones sevillanas.