La ourensana Olga Prado, de 65 años, participó en la carrera de San Martiño, arropada por amigos y atletas, para dar visibilidad a la enfermedad
11 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.«Soy Olga Prado Fraguas, ourensana orgullosa, atleta de corazón y espíritu». Así comenzaba el mensaje de una participante en la carrera de San Martiño que en pocos años ha pasado de luchar por conseguir una buena marca en la competición absoluta a convertirse en todo un símbolo de amor al deporte y de resistencia frente a la esclerosis lateral amiotrófica (ELA).
Olga no permite que la enfermedad, que le diagnosticaron hace ya cinco años, la aparte de su gran pasión y sigue acudiendo a la cita en su silla de ruedas adaptada, un vehículo que le ayuda a no renunciar a salir de casa y que, como dicen en su entorno y ella misma reconoce, más que una silla «es un Ferrari».
«La enfermedad me ha cambiado la forma de vivir pero no las ganas de seguir viva», decía a través de la voz metalizada procedente del ordenador que maneja con sus ojos. Porque Olga ya no puede hablar ni tiene movilidad alguna, necesita respiración asistida y recibe la alimentación por sonda, pero sigue transmitiendo entusiasmo: «La vida es maravillosa y hoy estoy aquí para dar visibilidad a esta terrible enfermedad. Os quiero. Vivid la vida!», concluía su mensaje. Porque, tal y como matizaba Paula, una de sus amigas, «sigue con forzas para seguir loitando coa finalidade de acelerar as investigacións e coidados para que no futuro ningunha persoa teña que pasar por esta terrible doenza».
«Olga dá moita enerxía e moita vida. É unha persoa que aínda neste momento segue transmitindo vida, que é o que queren tódolos afectados: vivir dignamente», decía Pilar Guimeráns, secretaria de Agaela, la asociación gallega que aglutina al colectivo de afectados. La entidad colocó un punto informativo cerca de la línea de meta, frente al colegio Salesianos de Ourense, donde había productos como camisetas o bisutería con cuya venta se recaudan fondos para ayudar a las familias. Pilar Guimeráns fue precisamente la encargada de entregarle un trofeo y una medalla en las que se podía leer «Olga Prado, coraje. San Martiño 2024».
Poco antes de esa entrega, que esta ourensana de 65 años recibió con la sonrisa de sus ojos, participó, acompañada de su inseparable perra Mía, en la salida de la carrera inclusiva. Estuvo rodeada de un montón de personas con camisetas en las que se podía leer: «Yo corro por los que la ELA ha frenado». Las llevaban amigos y otros atletas que compartieron con ella el amor por este deporte mucho antes de que se le declarase la enfermad. Participó por primera vez en la prueba en el 2005 y solo dejó en blanco dos años: el 2019, cuando estaba recién diagnosticada, y el 2020, en el que la frenó el covid. En el 2021 volvió a colocarse en la línea de salida, ya en silla de ruedas, para empezar una carrera diferente: la de la concienciación sobre lo que supone esta enfermedad para quienes la padecen y para quienes la sufren, como ella misma explicó entonces.
Porque Olga Prado siempre recuerda que la ELA no solo afecta al enfermo sino a todo su entorno. El colectivo sigue reivindicado más apoyo institucional y más agilidad en las ayudas y desde la asociación gallega se recordó ayer que esta enfermedad requiere de una atención constante y muchos gastos para que los enfermos tengan la mejor calidad de vida posible.
Olga animó a todos los afectados a no encerrarse en casa y ella misma da ejemplo desde que decidió alzar la voz para exigir más investigación y más ayudas. Porque Olga no se cansa de pelear, no tanto por ella, sino, como siempre dice, «por los que vendrán después».