Apoteósico triunfo de la UD Ourense ante un Boiro que planteó problemas (4-3)

No apto para cardíacos. O Couto vibró como pocas veces con una UD Ourense que quizás no hiló a su mejor nivel, pero supo amarrarse a un partido que le complicó al máximo el Boiro y en el cual consiguió que los puntos se quedaran en casa en el último suspiro, después de recorrer una montaña rusa con siete goles: 4-3.

La contienda se asemejaba más a una disputa ante el frontón que a una pugna balompédica en sus primeros lances. El rival se pertrechó frente a su área durante el primer cuarto de hora y la iniciativa local fue infructuosa, hasta que Migui hizo una de las suyas en el minuto 21. El carballiñés envió un centro con puro veneno al área visitante, donde David Noya confundió a Borja en su rechace y anotó en propia meta. Pintaban oros para los de casa y con la lata abierta todo se veía con mayor optimismo, pero los de Barraña tenían más registros que ofrecer y a la que se arriesgaron arriba, el exourensanista Dani Pedrosa dio en la diana, justo después de que Osian tuviera el segundo en sus botas. Champi y Luismi volvieron a intentarlo, pero los guarismos del marcador en el intermedio reflejaban tablas.

En el banquillo local, Borja Fernández no quiso esperar más y dio entrada a Gastón Cellerino. Había que agrietar como fuera el muro forastero. Providencial. El experimentado ariete solo tardó cinco minutos en cabecear un envío desde la derecha y devolver la ventaja a los suyos. Pero, ni por esas, la contienda estaba loca y una incorporación al ataque del zaguero Yosi bastó para nivelar de nuevo el choque.

Parecía que Boiro anotaba con poco esfuerzo, una sensación que se acrecentó cuando Pedrosa volvió a ganar la partida a sus marcadores, luciendo calidad, justo después de que la parroquia local protestara un gol anulado a los suyos. Ambos técnicos agitaban el árbol con sus cambios y la UD Ourense acumulaba hombres arriba. Quedaba apelar a la épica y subirse a la ola de una afición que creía en el milagro. Gastón animó de nuevo el cotarro con una gran ocasión y apareció Viti, que ya se había incorporado varias veces en busca de balones aéreos. Solo faltaba la chispa para la traca final y esa la tiene Migui. Esta vez penetrando desde la izquierda para soltar un latigazo de zurda en busca de la escuadra. Apoteosis.

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