Mogollón de Halloween en Ourense

M. Rodríguez OURENSE / LA VOZ

OURENSE

La ciudad se lanzó a disfrutar masivamente de la fiesta, con muchos disfraces, buen tiempo y animación atractiva

01 nov 2024 . Actualizado a las 00:49 h.

La tarde, casi calurosa, para el último día de octubre, y la víspera del festivo de Todos los Santos animó a los ourensanos a participar de una celebración de Halloween que llenó las calles del centro de la ciudad de brujas, esqueletos, catrinas mexicanas, payasos y pierrots macabros, muertos y viudas, calabazas y todos los personajes del variado mundo de las películas de terror procedentes de Hollywood. Los niños más pequeños fueron los que más disfrutaron del ambiente, aunque alguno se llevó algún susto de más en la parte final del pasaje del terror en la alameda. Las calles del casco viejo eran un hervidero de transeúntes, con disfraces y maquillajes más o menos trabajados. Las tiendas se sumaron también a la celebración de una fiesta que tiene su tirón comercial, además de estético. Escaparates llenos de telarañas, que lucían a la vez el reclamo de «Promoción Halloween: -20%». Tras el desfile, con protagonismo para una enorme araña con sirvientes que portaban su gran tejido blanco, y para el mundo egipcio, con momias, una esfinge y un perro gigantes, la fiesta se concentró en la plaza Mayor y sus aledaños. El acceso estaba controlado para limitar el aforo, por lo que se estaba mejor dentro que en las calles próximas. «Esto es un agobio», se quejaba una mujer, ante la dificultad de transitar entre la muchedumbre. En la plaza, en cambio, el espectáculo destinado al público infantil con un karaoke y un teatro de marionetas de temática adaptada a la noche, se podía disfrutar con bastante comodidad. Por los alrededores, la ya conocida decoración de monstruos varios, camas y muñecos ensangrentados o decapitados.

Al otro lado de la península Ibérica, se sufría por la devastación y la verdadera muerte, pero Ourense fue una fiesta del terror. Hubo que hacer largas colas para poder entrar en el pasaje de la alameda. «La parte final estaba bien, pero hubo que esperar bastante y la organización de las colas dejaba que desear», decía una espectadora. Los niños salían emocionados, riendo o gritando, alguno llorando asustado, tras superar el pasaje terrorífico. Las familias paseaban y los niños correteaban. El concierto de fin de temporada de la orquesta Panorama y A Gramola cogieron el testigo para la verbena.