Un endeble Ourense es castigado ante su público por las andanadas del Barakaldo (1-3)

Continúa el viacrucis de un Ourense CF que está pagando un peaje más caro que el resto de novatos de la Primera Federación. Y el ejemplo se lo enseñó en sus propios dominios un Barakaldo que golpeó con dureza a la escuadra dirigida por Rubén Domínguez, para terminar imponiéndose en O Couto: 1-3.

La primera parte del enfrentamiento fue demoledora para los de casa. Apenas había pasado nada en cuatro minutos de tanteo, cuando Maroan Sannadi, el ariete cedido por el Alavés en Lasesarre, forzó una falta que le costó tarjeta amarilla a Carmona y un libre directo al borde del área. Lo ejecutó de modo magistral Pablo Santiago y, si bien Marqueta repelió, Revilla remachaba a gol. La pesadilla de la escuadra de Rubén Domínguez apenas había comenzado. Maroan chocó con el portero local, que tuvo que ser atendido durante varios minutos. Pero la falta que se señaló fue un golpe a Revilla en la medialuna y reapareció la amenaza de Pablo Santiago, que la coló por la escuadra para rubricar un brillante 0-2.

El plantel ourensano se tambaleaba y solo se asomó con algo de intención a la portería vasca con un envío de Josema Raigal a Jairo Noriega, pero se le adelantó Unai Pérez. La réplica visitante fue otro duro castigo. El omnipresente Maroan se perfiló en el balcón del área y enchufó al palo largo un gran remate lejos de las manos de Marqueta. En el alargue de este período, los anfitriones también sufrieron la lesión de Prada y no fructificaron los remates de Alberto Gil y Di Renzo, que hubieran allanado una eventual remontada.

Rubén agitó el árbol tras el intermedio y realizó tres cambios, a la vez dejaba una línea de tres zagueros. Uno de esos recién incorporados, Miguel Prado, remató de modo impecable una penalización lateral, que botó Alberto Gil. El 1-3 le dio alas a los ourensanos, justo la disputa comenzó a desordenarse. En apenas un par de minutos, el balón iba de una portería a la otra. Ángel Sánchez, el refuerzo local para el ataque, envió fuera por poco un chut envenenado, antes de que Buján protagonizara otra rápida transición que no remató bien Maroan en el área pequeña.

Por apenas centímetros, el colegiado anuló un gol a Di Renzo, de testarazo de libro, pese a que no subiera al marcador. Los cambios continuaban en ambos bandos y la explosividad del Ourense CF disminuía casi al mismo ritmo que el Barakaldo imprimía para buscar una contra que sentenciara el partido. Ángel Sánchez volvió a provocar la mejor oportunidad azulona, pero cruzó demasiado su disparo y sus oponentes seguían tirando el anzuelo con el activo Buján, Pablo Santiago y Artetxe. El último cartucho de la reacción local lo lanzó Gonzalo Di Renzo en el alargue, sin la eficacia necesaria. Que no, que no entran.

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