Esta es la historia de O Volter, el local de Ourense en el que Vicente Risco reunió a los artistiñas

OURENSE

Conde Corbal, Otero Pedrayo, Faílde, Quessada y Prego de Oliver, entre otros, en la inauguración del Volter
Conde Corbal, Otero Pedrayo, Faílde, Quessada y Prego de Oliver, entre otros, en la inauguración del Volter ARCHIVO VILLAR FOTO

El autor de «O porco de pé» eligió el bar O Tucho para fundar un espacio inspirado en el Cabaret Voltaire de Zurich, la cuna del dadaísmo donde se citaba con sus amigos

18 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Vicente Risco había fallecido casi seis años antes, el último día de abril de 1963, y en Los Domingos de La Voz —en la sección Temas gallegos— se publicaba un reportaje sobre su relación con el mítico O Volter. Con el título de «Tras la sombra de Vicente Risco. O Volter, un rincón típico de Ourense» el 16 de febrero de 1969 se publicaba la información que incidía en los orígenes del bar O Tucho, las tertulias del intelectual con los artistas de la época, las obras de arte que decoraban las paredes y otros aspectos. El propietario del establecimiento, Vicente Fontela Peña, desvelaba las claves del local de la plaza Eironciño dos Cabaleiros y hacía profesión de fe hacia el autor de O porco de pé.

 Antigua casa de huéspedes

Fontela Peña tenía un bar en la plaza del Trigo, esquina con la calle San Fernando, que se llamaba El Tucho. El edificio se había derribado y el local desaparecido. «Por aquellas fechas en el lugar que hoy ocupa O Volter había un establecimiento de comidas y hospedaje propiedad de una señora de Chantada». La Chantadina, que así se llamaba el establecimiento, funcionaba bien pero el hijo de la dueña había aprobado una oposición y la mujer se fue con él para Madrid.

Era el momento oportuno. Vicente Fontela se hizo con el traspaso y abrió en el local un nuevo bar, que como no podía ser de otra manera siguió con el nombre de Tucho.

Vicente Risco era cliente asiduo del antiguo local y siguió siéndolo del nuevo. «Pero cuando abrimos este establecimiento empezó a venir por aquí con más frecuencia. Había sido profesor de mi mujer y mío en nuestro tiempo de estudiantes y desde entonces nos tenía un gran aprecio. Venía a menudo con amigos a los que poco a poco se le fueron uniendo los que más tarde él llamaría cariñosamente los artistiñas. Fueron los primeros... A ver, déjeme recordar... Conde Corbal, Virgilio, Acisclo Manzano, Quesada, Baltar, De Dios y otros muchos cuyos nombres siento no recordar en este momento», señalaba el dueño del bar. 

LVG

Acceda aquí a la página publicada en 1969.

En el Tucho se desarrollaban las tertulias «en las que don Vicente les hablaba y les enseñaba». En una de sus charlas recordó que en su juventud solía reunirse, en Zúrich, en un local denominado Cabaret Voltaire —que fue la cuna del dadaísmo— con sus amigos.

Vicente Fontela Peña recordaba como sucedió el episodio que marcó la vida del bar: «Y un buen día don Vicente, que siempre buscaba la forma de estar más unido a los artistiñas, tuvo la buena ocurrencia de decirles...: ‘¿Y por qué no fundamos O Volter en Orense...?' Todos se entusiasmaron con la idea y decidieron llevarla a la práctica, eligiendo el bar Tucho para enclavar O Volter».

Y manos a la obra. Todos los artistiñas se implicaron en la faena: unos con murales, otros con poemas y cada uno con una aportación creativa al local. El propio Risco, que no quería ser menos que sus discípulos, también aportó un dibujo. Reconocía el dueño del bar que había elegido un lugar discreto para quitarle importancia a su obra.

 De Dios y el icónico mural

En el reportaje se citaba como «la obra cumbre de esta cueva» el mural de José Luis de Dios. O Tucho aportaba las claves del mismo: «Representa a todos los personajes de La puerta de la paja, una de las célebres obras de don Vicente. Aparecen en el mismo el Obispo Baldonius, el químico Maimónides, Breogán, padre mitológico del pueblo Celta y origen de la raza gallega. También perpetuaron en una esquina la figura de don Vicente y hasta dejaron un sitio para pintarme a mí». Y así se hizo.

O Volter era lugar de visita obligada al acudir a Ourense. El local había salido en televisión —entonces TVE era la única existente— y en el bar se podían ver los periódicos nacionales que le habían dedicado reportajes. Vicente Fontela Peña dejaba claras un par de cuestiones en la información publicada en 1969: Jamás traspasaría su bar —«Por muy mal que me fuera jamás me desharía de O Volter»— y consideraba que su local «es el homenaje más sincero para la memoria de don Vicente, porque creo de verdad que el que le debe la ciudad aún no se ha culminado: ya que todos los actos que se han organizado con ese fin no han logrado la brillantez que se merece». Para él, entre las paredes de su local seguía viva la memoria del intelectual. El legado de O Volter desapareció hace años de Eironciño dos Cabaleiros. La casa se derribó y se construyó un edificio en el solar.

16-2-1969

Un reportaje incidía en la relación de Vicente Risco con el mítico local de la plaza Eironciño dos Cabaleiros y cómo se gestó su cambio de nombre.