8.000 corredores en la carrera del San Martiño, la hermandad de los pies ligeros de Ourense
OURENSE
Más de ocho mil corredores demostraron el poder de atracción de la carrera popular del San Martiño
13 nov 2023 . Actualizado a las 00:55 h.Que la carrera popular del San Martiño de Ourense es una de las principales referencias del circuito de Galicia es una verdad irrefutable. El poder de atracción de la prueba es tal que un recorrido rápido por la indumentaria de los participantes podría servir como un moderno mapa de Fontán de Galicia. Los lugares y los nombres son toda una demostración del ingenio popular y colectivo: de Arteixo, Celanova, Bueu, Cambados, Sada, Cartelle, Vigo, Lugo, Boimorto, entre otros lugares, llegaron los deportistas que se sumaron a la legión de ourensanos que son fieles a su carrera. Y a los clubes federados o de entidades, colegios y municipios se incorporaron los que lucían su imaginación, desde el Tropa do Carallo a los Asalta Montes Trail -de Terra de Lobos-, pasando por A Cabra tira ao Monte. Los que antes eran corredores ahora son runners, trialeros y no sé cuántas cosas más. Todo cambia, nada permanece. El diseño y colorido de los participantes sería capaz de noquear las referencias de todo un clásico del diseño mundial, el catálogo de Pantone. Andy Warhol se volvería estrábico en la popular ourensana.
La San Martiño es un mundo variado, pintoresco, de amistades y reencuentros, que a pesar de su amplio programa -tras la prueba central se sucedieron otras tres, con las categorías de los más jóvenes, la carrera inclusiva y la de los pequeños como referencias- quema sus mejores galas en poco más de media hora: lo que dura la carrera de los adultos. Pero hay mucho más, todo un mundo de motivación, camaradería, sana amistad, afán de superación y la sensación de vivir una jornada única, aguardada por muchos durante todo el año.
La calle desierta desde primera hora de la mañana es la pista de que algo pasa en la ciudad. Viales cortados, coches de Policía, ambulancias del 112 y Protección Civil estacionados a lo largo de los mismos, autobuses bloqueando el paso en zonas estratégicas... Podría tratarse del rodaje de alguna película, pero no, es la Carreira popular do San Martiño, una cita de la que se recuerda machaconamente por megafonía que llega a sus 46 años de vida.
Una hora antes los bares de la calle Progreso, del entorno de la salida y del centro de la ciudad son el punto de encuentro de los participantes. Se toma algo -«Pide o tique que despois facemos contas entre todos»-, se espera por los que faltan y se empieza con los preparativos. Quedan 45 minutos para la carrera y el entorno del pabellón de Os Remedios es un remanso de paz: todo el operativo montado, las zonas de paso perfectamente delimitadas, los voluntarios organizando el dispositivo de asistencia y la churrería animando el ambiente con el aroma del producto recién elaborado. Unos corredores, escasos, caminan y empiezan a calentar. Y en la cima del puente del Milenio se sitúan los más madrugadores de entre los que desean hacer la foto de todo el grupo en el momento de la salida.
Los minutos pasan y lo que eran unos pocos deportistas andando, trotando y calentando por la zona empieza a transformarse a cada momento. Más corredores, más grupos, más acompañantes, algún perro que busca dueño... y hasta Spiderman se da un garbeo al lado de la escultura Nexus, de Xosé Lois Carreira. Sin trabajo en estos momentos -aunque finalizó la huelga de actores en Hollywood aún no empezaron los rodajes- no quiso perderse la San Martiño. Haciendo gala de su poderío su forma de calentar era tan rápida que ni tiempo daba de saber su nombre o conocer su dorsal -¿Era el 906?-. Y seguían llegando corredores; y más, y más, y todavía más. Por la megafonía aportan el dato para sacar de dudas a los presentes: más de 8.000 deportistas tomarán la salida a las once de la mañana. También advierten, por si a alguno se la había pasado por la cabeza, que no se permitirán «patinetes, bicicletas y similares en todo el recorrido» y que sólo podrán participar las personas que cuenten con dorsal. Es decir, que si a alguno se le había ocurrido contar con una «liebre» que tirase para dar más ritmo a la carrera que se olvide.
Aparece la competencia local al héroe de cómic. Un cerdo con el mítico lema de la sabiduría popular -«A todo o porco lle chega o seu San Martiño»- exhibe un andar pausado y una empatía con los presentes que lo convierten en uno de los protagonistas indiscutibles de la cita. La vena naif llega de la mano de una pareja con alas de mariposa. Una corredora de Celanova lleva la bandera rojigualda a modo de capa, la incógnita estriba en saber si es costumbre o lo hace porque no le va a dar tiempo a llegar a la concentración contra el pacto de investidura de Sánchez y Puigdemont.
Los minutos previos a la salida son para el reencuentro y la sana tradición de ponerse al día. «Que pasou?», «Este ano non podo que estou lesionado». «Pero ti non lle dabas á natación?», «Si, porque é o que me recomendaron, pero tamén fago bicileta e agora empezo a correr algo». «O ano pasado canto fixeches?», «Xa non me lembro -minte-. O importante é ver se baixamos o tempo este ano».
Por el sonido ambiente se van calentando los ánimos y se anuncian incentivos. El récord de la prueba será premiado con 500 euros. Quedan minutos apenas. Se sale del Puente del Milenio y se regresa al punto de partida: Pardo de Cela es la meta, a unos pasos de la entrada al pabellón que luego servirá para reponer fuerzas, atender a los deportistas y entregar los premios.
Ya no hay tiempo que perder. Cada categoría a sus cajones de salida y empieza la cuenta atrás: 10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1... Ya!. Apenas un segundo, un suspiro, en el que nadie se mueve. ¿Qué pasa aquí? Suena el disparo y los de cabeza salen despavoridos, como si no hubiese un mañana.
Dar la salida y desandar el camino para pegarse a las vallas para contar con el mejor sitio desde el que ver la llegada de los corredores es todo uno. La pantalla gigante instalada al pie del pabellón es un privilegio que permite seguir la carrera en directo. La prueba transcurre a buen ritmo, con un grupo destacado en la cabeza. Los integrantes del mismo empiezan a perder sus opciones y por el Paseo el duelo ya solo cuenta con dos protagonistas que se disputarán la victoria. Lo mismo ocurre en la categoría femenina, dos son las mujeres destacadas, aunque su presencia en pantalla se queda corta y escasa en relación a los que optan a llevarse el premio absoluto.
La emoción aumenta, la prueba de este año está siendo rápida y puede batirse el récord de la carrera. ¡Se bate! Queda por debajo de los 28 minutos y 49 segundos. No se comenta nada en el caso de las mujeres, es de suponer que no hay nueva marca.
Conforme se van sumando deportistas al otro lado de la meta la San Martiño va cambiando de piel. Muchos de los espectadores apostados en el tramo de llegada comienzan a marcharse. Por el camino se cruzan con los próximos protagonistas: niños equipados y ya con su dorsal, que bajan hacia el pabellón acompañados de sus padres, haciendo el camino más largo: escapando a los juegos del parque de la Alameda do Cruceiro, saltando por el muro de piedra de la Audiencia...
Más de veinte minutos después de que se rompiese la cinta de la meta de la San Martiño la carrera sigue por el Paseo. Los espectadores guardan la posición para ver pasar a sus amigos, familiares o conocidos y los deportistas, los que nada se juegan en los cajones en los que dan premios y medallas, mantienen vivo el espíritu de la prueba popular. Ese que se nutre de los que se marcan como objetivo terminar el recorrido de los diez kilómetros, mejorar su tiempo del pasado año y disfrutar de una jornada deportiva junto a sus amigos, compañeros de equipo o familiares.
Mientras, la ciudad sigue con su rutina. «Este es uno de los edificios oficiales que vamos a ver en este trayecto», anuncia a la altura de Previsión la guía que va a la cabeza de un grupo de turistas. Alguna persona mira de refilón al tren encadenado que se encuentra en el lugar. La guía habla de vestigios ancestrales y tradiciones seculares para explicar que el artilugio es la herramienta de trabajo de la castañera que se instala al inicio del Paseo en la temporada de otoño.