Mujer, carnicera y camionera: «O que máis me gusta é conducir e o que menos, andar todo o día coa carne, que é fría, sucia e pesada»

María Doallo Freire
María Doallo OURENSE

OURENSE

Sonia, frente al camión que conduce todas las semanas
Sonia, frente al camión que conduce todas las semanas Santi M. Amil

La ourensana Sonia Noguerol, de la carnicería Ribeira Sacra, lleva más de quince años conduciendo un camión a Madrid cada semana

31 oct 2023 . Actualizado a las 16:27 h.

Los padres de Sonia y Diego Noguerol abrieron la carnicería Ribeira Sacra, en la calle Ramón Puga de Ourense, en 1991. «Viñéronse de Suíza, onde emigraran para atopar un futuro mellor para nós, e montaron este negocio. Nosa nai quedaba na carnicería, mentres noso pai se dedicaba ao transporte en camión de animais vivos e de carne fresca», recuerda Sonia (Ourense, 1975). «Todos os días ao saír do colexio viña para aquí, así que esta foi a miña casa», dice Diego, que nació en 1982. Él era tornero fresador, pero en un momento de crisis en el sector, le mandaron al paro y se animó a cubrir una baja en la carnicería. «E aquí sigo a día de hoxe», afirma. Lleva 15 años en Ribeira Sacra y desde que se jubilaron sus padres es el propietario del negocio familiar, en donde lo habitual es encontrarse una cola de gente para comprar. «Penso que o segredo está na calidade e na atención», dice Diego. Su hermana Sonia se quedó al frente del camión.

«Temos clientes moi fieis, que levan con nós dende que abriron os meus pais, e son os que empezaron a recomendarnos. A nós funciónanos moi ben o boca a boca, que é o mellor internet de todos», explica el carnicero ourensano. Entre las especialidades de este local está la ternera gallega suprema. Trabajan con ganaderos de Castro Caldelas, Montederramo y Chandrexa de Queixa. «Trato de ter moito produto da provincia. Menos o xamón e o cordeiro que veñen de Castela e León, o demais (queixos, embutidos, carnes) son do redor», explica Diego, que admite que lo que más le gusta de su trabajo es el trato con el cliente. «Eu son unha persoa moi sociable e encántame falar coa xente, axudala e recomendarlle o que me parece o mellor para as súas elaboracións», dice. Y esa atención da resultados, porque a las ocho y media de la mañana, cuando abren, ya hay clientes esperando en la puerta de Ribeira Sacra. Trabajan en horario continuo, hasta las 16.30 horas, excepto los viernes que tienen turno partido, por la mañana y por la tarde.

En Ribeira Sacra están a tope de pedidos para el magosto, la mejor época del año en este sector. «Xunto co entroido son os datas nas que máis vendemos porque é típico comer churrasco», afirma.

El equipo de la carnicería Ribeira Sacra, que regenta Diego Noguerol (a la derecha)
El equipo de la carnicería Ribeira Sacra, que regenta Diego Noguerol (a la derecha) Santi M. Amil

Carnicera y camionera

Cuando sus padres se jubilaron, Diego escogió quedarse con la carnicería y Sonia Noguerol tiró por el negocio de su padre, uno sobre ruedas. «Cando collín o relevo, meu pai dedicábase só ao transporte de carne fresca, pero de animais xa mortos. O que eu fago é levar tenreiras e vacas hacia a zona de Castela e León e Madrid e regresar con porcos ibéricos Duroc e cordeiros», explica. La carne que lleva la compra en la Ribeira Sacra, de ahí el nombre también del negocio. «Mercámoslle a paisanos con explotacións moi pequenas, para asegurarnos de que a carne resultante é moi natural, fibrosa e con moito sabor. Son vacas que están na corte e que se crían sempre ao carón da súa nai», cuenta Sonia.

Esta ourensana es carnicera y camionera y le encanta su trabajo. Su semana comienza los lunes a las tres de la madrugada. «Saímos cedo para estar en Madrid sobre as dez da mañá. Facemos o reparto e ao rematar, sobre as seis ou sete da tarde, subimos a durmir a Segovia», cuenta. Lo primero que hace al llegar al hotel es ducharse con calma. «Cargamos e descargamos nós toda a carne, tanto a que vendemos coma a que compramos, entón o olor é moi forte», cuenta. Después de esa ducha se acuesta porque al día siguiente toca otro madrugón para cargar el camión de cerdos Duroc y corderos y regresar a Galicia. El miércoles termina de repartir el producto por la mañana y limpia el camión. Libra los jueves porque la ley la obliga a pasar 45 horas sin conducir.

«O que máis me gusta é conducir e o que menos andar todo o día coa carne, porque é un produto frío, sucio e pesado. Ademais no camión vai colgada, móvese moito e fai que a condución sexa máis inestable», confiesa. Por suerte a ella le encanta ir al volante y dice que lo tiene todo controlado siempre. «Reláxame e apenas me cansa. Logo de oito ou dez horas conducindo reséntenseme un pouco as costas, pero polo demais perfecta», dice. «Xa de cativa me encantaba acompañar ao meu pai e cando el baixaba tomar un café eu me quedaba na cabina do camión para toquetear o volante e todas as teclas», añade.

Sonia no tiene hijos, en parte por decisión propia y en parte porque su trabajo no le permitiría criarlos. «É un traballo moi sacrificado e non permite compatibilizar cunha vida persoal corrente», explica. Sabe que desempeña un oficio que normalmente se le atribuye a los hombres, pero ella se siente a gusto en él. «Nunca tiven ningún problema nin me vin nunha situación de machismo. Sempre me sentín moi protexida entre os homes e de feito animo ás mulleres a que se fagan camioneiras, porque somos moi poucas», asegura. Es una mujer con carácter, muy divertida y echada para adelante, a la que le gusta muchísimo pasar tiempo con los suyos y cuidarse. Se levanta con suficiente antelación para maquillarse y va vestida con las últimas tendencias en moda. Siempre está dispuesta a charlar y reír, tanto con sus compañeros, como con los clientes de la carnicería, donde echa una mano todos los días que puede.