Entrené a David Mitogo durante su primera etapa en el Centro de Deportes Barco y comprobé que todas las buenas referencias que teníamos de él eran ciertas. Se movía muy bien en el área, con una gran capacidad para asociarse con sus compañeros. Su manejo de balón era excelente, era un futbolista diferencial y también estaba bien dotado para el gol.
Salvando las distancias, su juego era similar al de Benzema, por citar un ejemplo. Nos dio un gran rendimiento, jugando por detrás de un punta de referencia como Rodri, en una campaña en la que terminamos sextos y estuvimos durante buena parte de la liga luchando por la promoción de ascenso. En la segunda vuelta llegó un jugador tan contrastado como David Álvarez y alineábamos a dos de los tres, pero ellos brillaron mucho, por eso uno se fue al Bergantiños y el otro al Compostela. Nos hicieron soñar con grandes objetivos y disfrutar de un gran año en Calabagueiros.
El nivel de Mitogo, en todo caso, no fue una sorpresa. En O Barco lo seguían desde que despuntó en juveniles y yo mismo lo había visto en un torneo de base en el que captó mi atención por sus habilidades. Después seguimos sus temporadas en otros equipos como el Bembibre y eso llevó a su fichaje.
Cuando lo tuvimos en el vestuario comprobamos que además su presencia era muy positiva para el resto de sus compañeros. Se le cogía cariño rápido y colaboraba para un buen ambiente. Eso hace más duro y difícil lo que ha sucedido en los últimos días, sobre todo desde que ha aparecido su cadáver. Era un chico feliz y alegre, al que le gustaba gastar bromas siempre que podía. Se llevaba bien con todo el mundo y nunca le vi ni una mala palabra ni algún problema con un compañero. Descanse en paz.