Afortunadamente hay vida más allá de la política y los políticos. Y lo curioso es que se nota, si cabe, más todavía cuando llegan estas épocas de campaña electoral en el que la batalla por el voto lo acapara casi todo y parece querer tragarse cualquier otra realidad. En estos días de eslóganes, carteles y buzones llenos —hay que ver que raro se hace ver esos pequeños contenedores colgados de la pared del portal ocupados con algo que no sea el recibo del agua o la luz—, destacan los otros. Esos que no son noticia por prometer, sino por hacer; que no se pasan el día buscando defectos que afearle y echarle en cara al prójimo, sino devanándose los sesos para destacarse mejorando ellos mismos. Esos «otros» destacan cual islas flotando en el océano de la vorágine electoral. Aser Rodríguez y Marta Bravo, cuya historia se narra en esta misma página, son dos ejemplos. Como lo fueron el día anterior los responsables del mercadillo montado en el patio del Baysha o la musicoterapeuta Montse Merino. O el hotel OCA de Allariz, que se ha empeñado en añadir un nuevo atractivo a su oferta y ya ha conseguido certificar sus aguas con la vista puesta en convertirse en balneario. Obviamente todos buscan mejorar a nivel particular, pero lo hacen desde un enfoque positivo que aporta al resto de la sociedad, que beneficia al entorno. Hay muchos «otros» de este tipo repartidos por nuestra provincia, afortunadamente. Y lo más admirable de todos ellos es que son capaces de seguir adelante, con un tesón rayano en la cabezonería, pese a lo difícil que se lo ponen quienes tienen la responsabilidad de administrar los dineros de todos.