Tamara Falcó y Carlos III no se perdieron a la Voda da Pita de As Eiroás

María Doallo Freire
María Doallo OURENSE

OURENSE

Antonio y Gumersinda, recién casados en la Voda da Pita de As Eiroás
Antonio y Gumersinda, recién casados en la Voda da Pita de As Eiroás ALEJANDRO CAMBA

El enlace entre Gumersinda y Antonio terminó claramente, como diría Shakira, con un «sí, quiero»

22 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Claramente —como diría Shakira la Voda da Pita de As Eiroás terminó, un año más, con la unión entre Gumersinda Benavides y Antonio Guimaraes. En la clásica celebración del entroido de este barrio ourensano no faltaron, como es habitual, ni la sátira ni la ironía. El enlace, que esta vez duró poco menos de una hora, estuvo cargado de referencias a la actualidad protagonizadas, como no podía ser de otra manera, por los desplantes de la canción que la artista colombiana le ha dedicado a Piqué. De hecho la propia Gumersinda admitió haber cambiado un Rolex que le regaló Antonio por un Casio. «E agora teño un reloxo con luz e alarma e podo bañarme con el», explicaba. Después de muchos enredos, el párroco advirtió algún que otro desliz en la pareja, que acabó confesando que esperan a su primogénito.

Por la ceremonia pasaron de forma inesperada Tamara Falcó, que buscaba espacio para celebrar su boda con Íñigo Onieva, y Carlos III, que tuvo que abandonar corriendo el enlace por la presencia de un globo espía chino. No faltaron unos parodiados presidente de la Diputación de Ourense, José Manuel Baltar, y alcalde de la ciudad, Gonzalo Pérez Jácome. El primero aprovechó para explicar un poco el concepto de «ourensanía», aunque se lio y fue muy difícil comprenderlo. Y el segundo tuvo que justificar las obras que tienen paralizado el ritmo de la ciudad, tal y como se le criticó desde el púlpito. A pesar de todo y de todos, los novios se prometieron amor verdadero y el compromiso de compartir una misma cuenta de Netflix, con un sí rotundo. «Porque solo sí es sí», recalcó la monja desde el altar. A lo que dijeron que no es a pagar el convite y la charanga a todos los vecinos, lo que provocó que hasta la mismísima Guardia Civil se personase en As Eiroás. Una trifulca que terminó con el agente disparando su pistola y las pitas, el personaje tradicional del entroido de este barrio, salvando la cita de cualquier altercado un año más.